En todos los aspectos de la vida, el atletismo uno más de ellos, hay personas y atletas que aman tanto lo que hacen que están convencidos de una búsqueda continua de la pureza, del camino más intuitivo, y de un apego a la tradición y al valor del pasado como el mejor trazado para continuar el progreso y la evolución, siempre sin olvidar las raíces y el valor del camino ya aprendido. Arturo Casado, corredor español de mil quinientos como no podía ser de otra manera, con treinta años ya cumplidos, es uno de ellos.
Tras finalizar el año 2010, el camino de Arturo Casado parecía apuntar muy alto. Tan arriba como se podía suponer para un mediofondista de su clase que con veintisiete años se había proclamado campeón de Europa ese verano de Barcelona, que había hecho su mejor marca de siempre (3:32.70 Berlín 22.08.2010) y que ya sabía lo que era acercarse a las medallas en un mundial, dónde terminó quinto en Helsinki 2005 y séptimo en Osaka 2007.
El invierno de 2011, al tiempo que preparaba su tesis doctoral, Arturo Casado inició un viaje a Kenia, a Iten, en busca de esa pureza de la que antes hablábamos y de un aprendizaje en todos los sentidos. Correr sin reloj, moverse por sensaciones, aprender a escucharse. Pese a la gran experiencia volvió enfermo, y enlazando un mal año se perdió toda la temporada y el mundial de 2011. El camino al origen le llevó a seguir buscando nuevas vías, como correr descalzo por la hierba, pero una nueva lesión le cerró las puertas de 2012 y volvió a perderse una gran cita, en esta ocasión los Juegos Olímpicos de Londres.
Ya recuperado para iniciar la nueva temporada, el pasado otoño, su camino de búsqueda personal continuó, y en un paso adelante más del madrileño, dejó atrás su vida en el centro de alto rendimiento de Madrid y se fue a vivir a Tarancón (Cuenca) siguiendo a su chica, y en busca de la tranquilidad que el atleta cree que necesita en un momento de plena madurez personal y profesional. Cambio de horarios, cambio de forma de vida, y cambios de aquel que con el paso a la madurez tanto se conoce a sí mismo y a su entrenador. Y así, desde la distancia, sigue con su entrenador de toda la vida, Arturo Martín, y con un grupo de entrenamiento que abarca desde amigos, a su chica también atleta, o al atleta local Santiago de la Torre.
De esta manera, poco a poco, sin grandes titulares, el regreso de Arturo Casado ya se va consolidando. Sus objetivos para 2013 eran una buena temporada de pista cubierta y el objetivo central de los mundiales de Moscú. Y por fin, tras lo que va siendo una temporada ya sin sobresaltos, este año parece ir tomando forma. El invierno lo terminó segundo en el ranking español de pista cubierta, fue cuarto en el campeonato de España, y sobre todo, en Goteborg, en el campeonato de Europa, pudimos volver a intuir al gran atleta que todos conocemos, y nos regaló una quinta plaza. Ahora, al aire libre, con mínima B para Moscú es segundo en el ranking español de mil quinientos con 3:36.33, tras David Bustos (también mínima B), y a una escasa semana del Campeonato de España prepara su último asalto a la marca que le pueda dar el billete mundialista.
El pasado día 13 de julio, en casa, en Moratalaz, Casado corrió el ochocientos del meeting de Madrid tal y como suele acostumbrar, y tras terminar octavo con 1:47.38, su mejor marca del año en la distancia, según recogía el diario Marca, el madrileño afirmaba que «me viene bien para volver a ser el que era en 1.500». Y es que, para un atleta con su físico, y que figura ni más ni menos que como cuarto en el ranking español de todos los tiempos del ochocientos, esta prueba es un buen baremo de afinación de su estado de velocidad y forma. Pese a que en el atletismo dos más dos nunca son cuatro, tras los malos años de 2011 y 2012, esta marca retrotrae a Arturo Casado a 2006, cuando corrió los ochocientos en un tiempo muy similar (1:47.41 Madrid 17.07.2006) y terminó la temporada con una mejor marca de 3:35.45.
Desde ese año de 2006 a su mejor 2010, su marca de 800 fue bajando año tras año, al mismo tiempo que la de 1.500, y así llegó a terminar 2010 con su mejor registro de siempre en el ochocientos (1:44.74) que lo situó como primero en el ranking español del año (y segundo en el all-time de aquel momento, cuarto en la actualidad), y su mejor marca del mil quinientos (3:32.70), que también lo alzaba a la primera posición de nuestro ranking.
Ahora, para entrar en el mundial de Moscú la mínima A es de 3:35.00, y la mínima B es de 3:37.00, y España, como no pasaba en mucho tiempo, por el momento no consigue meter a ningún atleta por debajo de la A. Así, el ranking de 1.500 metros en 2013 está encabezado por David Bustos (3:35.69), Arturo Casado (3:36.33) y Adel Mechaal (3:36.78), los tres con mínima B (con esta mínima sólo podría participar uno). En el ranking les siguen Alberto Imedio (3:37.68), reciente bronce en el europeo sub 23; Carlos Alonso (3:37.77), Diego Ruiz (3:38.00), el fantástico Kevin López (3:38.30), Victor Corrales (3:38.98) y Francisco Javier Abad (3:39.33), en una lista que pese a los problemas con las mínimas y las importantísimas ausencias por lesión de Álvaro Rodriguez, Manuel Olmedo y Juan Carlos Higuero, presenta la ilusión de los jóvenes y la esperanza en el enorme talento que tenemos para un futuro próximo.
Arturo Casado, como él dice, sigue en esa búsqueda de sí mismo y de aquel que era, y poco a poco, tras dos años duros que le han pillado en mitad de esos mejores años de madurez de un atleta, va cogiendo ritmo, al tiempo que al fin las lesiones y los problemas parece darle descanso y la oportunidad de poder volver a recuperar pronto su nivel. Clase le sobra. Y amor por el atletismo e ilusión también. Y mientras él sigue preparándose en la tranquilidad de su Tarancón adoptivo con la calma del que desde la madurez vuelve a los orígenes, nosotros seguimos ilusionados por ver de nuevo, y durante mucho tiempo, su elegante zancada, y volver a disfrutar con esa última curva suya del mil quinientos.
http://www.youtube.com/watch?v=GMsgd1g1PKI
Foto: Javier Soriano (AFP)