Se retira el nombre propio de la marcha femenina española: María Vasco cuelga las zapatillas. La única mujer española que ha ganado una medalla olímpica en atletismo abandona este deporte a sus 37 años, diciendo que «hay muchas personas cercanas a mí que no quieren que me retire, pero en la vida ya hay otras cosas que me iluminan la mirada y me hacen seguir adelante en una nueva etapa personal». En una emotiva rueda de prensa en VIladecans, donde empezó a practicar el atletismo, Vasco ha señalado que «llevo 27 años en esto, pero ahora ya no me voy a poner las zapatillas por obligación».
La catalana María Vasco nos deja después de haber construido el edificio de la marcha española femenina con un historial casi demasiado abultado: mejor que Ángel Nieto, hizo una peineta a los supersticiosos con los 14 títulos de Campeona de España absoluta acumulados entre los 10 y los 20 kilómetros marcha. Campeona de España en todas las categorías, desde su primer título como cadete en 1990 cuando se practicaba marcha en el peralte de la pista cubierta, Vasco no ha tenido problemas tampoco para batir todos los récords batibles en nuestro país: en pista de 3.000, 5.000 y 10.000 metros, y de 5, 10 y 20 kilómetros en ruta. Por supuesto, como veterana desde 2011 no se ha quedado corta y ha dejado en cumbres inalcanzables los récords de categoría +35 años.
LA ÚNICA MEDALLISTA OLÍMPICA ESPAÑOLA
Si hay algo que destaca en el historial de María Vasco es, por supuesto, haber sido la única atleta española en haber conseguido una medalla en unos Juegos Olímpicos. Sucedió en Sydney, en la edición del año 2000, y los más jovencitos vimos encandilados como la española pasaba de un amargo cuarto puesto a un tercer escalón del podium. Su otro gran éxito internacional, en los mundiales de Osaka en 2007 donde volvió a colgarse una trabajada medalla de bronce siete años después.
Cinco Juegos Olímpicos, ocho mundiales y cuatro campeonatos de Europa, nada menos. Un historial internacional que también estuvo plagado de momentos de sufrimiento: ni los mundiales de París (2003) y Berlín (2009) vieron terminar la prueba a María Vasco cuando tenía posibilidades de hacer algo bonito, lo mismo que sucedió en los europeos de Munich (2002) y Barcelona (2010). De hecho, esta última fue el punto de inflexión, en los últimos compases de su carrera deportiva: «Sabía que el Europeo de Barcelona era el último y me lesioné, no pude acabar y pasé un mal trago. De las victorias se aprende mucho, pero más de las derrotas; de esa aprendí mucho. Miro mi palmarés y me falta esa medalla en Europeo». Fue medallista olímpica y mundial, pero nunca europea.
María Vasco cuenta que ahora toca disfrutar del deporte de otra manera, en un sitio donde las lesiones no puedan destrozar sus sueños a su antojo: «Tengo que saber lo que se vive en un maratón, le tengo mucho respeto a esta distancia y debo prepararla. Ahora me motiva correr y montarme en una bici, a ver qué se siente».
UNA MUJER QUE REAVIVÓ LA HISTORIA DE LA MARCHA
El abultado historial medallístico de María Vasco no debe ocultar el importantísimo papel que ha cumplido para mantener viva la llama de la marcha femenina española, y dejarla en los escalones más altos del mundo. Empezó a triunfar en la década de los noventa, con buenas atletas como Encarna Granados, Teresa Linares o Mari Cruz Díaz pero fue sin duda la marchadora que puso el toque de calidad a esta disciplina en España. Y las cifras dan una idea del tiempo que consiguió mantener ese nivel: la medalla olímpica llegó en Sydney 2000 y la mundial en 2007. Su récord de España de 20 kilómetros marcha (1:27.25 horas en los Juegos de Pekín donde fue quinta), vigente hoy en día, en 2008.
Las lesiones y la falta de motivación dejaron una imagen dolorida de María Vasco en los últimos años de su carrera, pero no dejó de ser la marchadora luchadora que batió todos los récords en nuestro país: le «crecieron los enanos», grandes atletas como Beatriz Pascual, Mariajo Poves o la jovencísima Julia Takacs empezaron a plantearle una competencia muy seria, siguiendo su estela, y entre todas llevaron la marcha femenina española a ser de las más respetadas del continente y del mundo. Se retira una grande, a la que el deporte español y la marcha en particular deben mucho.
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