En las competiciones clásicas, la salida se realizaba con el cuerpo erguido, a la voz de va. Para ello, se disponía una losa de piedra en el extremo de la pista, que se señalaba el punto de partida, colocada perpendicularmente a la dirección de carrera. Dichas losas tenían por lo general dos ranuras, separadas entre sí unos 15cm., en las que se apoyaban los pies.
Algunas veces se producía una salida prematura, lo que era considerado como <> no permitido. El que salía antes de que fuese dada la señal era castigado con golpes de vara.
Más tarde, y quizá por la experiencia de las carreras de caballos, se introdujo la barrera automática para la salida, consistente en una cuerda o vara que se colocaba ante los corredores y de la que se tiraba hacia arriba, o se hacía caer al suelo. El estadio de Istmia estaba dirigido hacia el altar de Poseidón, y disponía además de la línea normal de salida, hecha de piedras con las habituales ranuras, otra línea con barrera automática a continuación. La pista tenía 20 metros de anchura, y en medio, detrás de la línea de salida, había un hoyo redondo de aproximadamente 1 metro de profundidad, donde se situaba el encargado de dar la salida. De este punto partían 16 cordones, que pasaban por estanquillas de bronce y estaban alojados en unas ranuras de 1 cm. de profundidad y anchura, llegando hasta cada una de las columnas de salida en las 16 pistas, cada una de las cuales tenía 1,50 m. de anchura. Las columnas seguramente sustentaban las barreras horizontales, que en el momento de comenzar la carrera eran alzadas o abatidas por medio de los cordones.
Algunas carreras, como las que se celebraban con el equipo militar, han dado lugar a nuevos deportes.