Allá por Febrero de 2020, justo al comienzo de los confinamientos, me encontraba en Kristiansand, Noruega. Una ciudad preciosa y muy limpia, aunque cara, como toca por esos lares.
Pues bien, después de una temporada de secano, salí a correr por la ciudad, y me dirigí a Baneheia, que es una colina arbolada con varios lagos (puedes bañarte en alguno) de donde antiguamente se sacó la madera para la construcción de la antigua ciudad. Caminos de tierra en plena naturaleza. (En una de las calles principales hay un Zara)
Pues bien, por ahí me fui y por parte de la ciudad a disfrutarlo.
A la vuelta, en la entrada del puerto, un policía me preguntó si me había gustado la ciudad, y yo le conté por donde había estado.
Acto seguido, me contó la historia:
en el 2000, dos chavales de unos 20 años secuestraron y asesinaron a dos niñas de 10 en ese lugar. Los cuerpos aparecieron al lado de uno de los lagos.
Me quedé de piedra.
A veces no sabe uno por donde se mete.
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