Se terminó eso de llevar bocadillos de chorizo, latas o potes de comida a la montaña, especialmente para toda la gente que realiza escapadas de larga duración o incluso travesías de varios días.
Cuando cada gramo es determinante en las travesías por montaña, la gran cantidad de agua de los alimentos puede suponer una carga extra innecesaria. Lo mejor es que se puede eliminar esa cantidad de agua gracias a los alimentos deshidratados y liofilizados, una gran opción ya que, además de ahorrarte peso, te facilitan el trabajo a la hora de cocinarlos.
¿QUÉ ES UN ALIMENTO LIOFILIZADO?
Un alimento liofilizado es aquel que se ha congelado a temperaturas muy bajas y que se ha deshidratado posteriormente al vacío (se ha eliminado el 100% de agua a través de ciclos de evaporación/congelación). Además, mantiene las mismas propiedades que los alimentos originales sin apenas ninguna pérdida nutricional. Eso sí, los sabores pueden variar, pero cada vez van evolucionando más de forma positiva, y por otro lado, consiguen conservarse durante más tiempo.
Seguro que tienes la costumbre de ver alimentos parecidos como pasta, arroz o sopas en polvo, pero este tipo de alimentación va más allá: consiste en trocear un alimento para que sea desecado y regenerado. Partiendo de esta idea, se pueden encontrar numerosos tipos de alimentos deshidratados, entre ellos se destacan: frutas, champiñones, patatas, legumbres verdes, jengibre, postres, nata, helados y rellenos a base de soja.
Dentro de los tipos de alimentos liofilizados se pueden encontrar hortalizas y legumbres, cárnicos, mariscos, cocido, huevos revueltos, tartas, queso, sopas e incluso café y té.
Este tipo de alimentación puede sonar muy cara, técnica y exclusiva, pero sin ir más lejos, puedes encontrar productos en Decathlon, por ejemplo.
¿QUÉ DIFERENCIA TIENEN RESPECTO A LOS ALIMENTOS DESHIDRATADOS?
El proceso de conservación mediante deshidratación se realiza desde el alimento en su estado natural, se expone a altas temperaturas para deshidratarlo, pasando el agua del alimento de estado líquido a gaseoso.
Por contra, en la liofilización, el alimento se congela con anterioridad, pasando primero el agua de estado líquido a sólido y, a continuación, desecándose al vacío (se pasa de estado sólido a gaseoso sin pasar por el estado líquido).
¿CÓMO SE TOMAN?
En general, los alimentos liofilizados vienen en formato “bolsita”. Posteriormente, se vierte su interior en agua hirviendo y se deja cocer hasta que el alimento se rehidrate al cabo de unos minutos.
Para que te hagas una idea, con unos 100 gramos de peso tienes unas 350-400 calorías. Además, los alimentos liofilizados presentan una serie de ventajas respecto a los deshidratados: eliminan una mayor parte de agua y son más crujientes que los deshidratados, siendo estos últimos más blandos, conservando más el sabor del alimento y alterando menos las propiedades nutricionales.
Foto | Carlos Díaz Recio.
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