Hace unas semanas os presentamos a Ice Power y estuvimos analizando a fondo sus dos cremas de frío (Ice Power Gel Frío y Ice Power Gel Frío Plus) y la crema de calor (Ice Power Gel Caliente) por lo que, si queréis echarle un vistazo a la pequeña introducción de esta joven empresa finlandesa especializada en la termoterapia o queréis saber un poco más sobre sus geles y cremas, daros un paseo por la prueba “Geles de frío y calor Ice Power”.
En este caso, volvemos a la carga con otros dos productos que deberían ser básicos en el kit de recursos de todo deportista que se precie: Compresa Multiuso de Gel Frío / Calor y Compresa Monouso Instantánea Fría.
Compresa de Gel Frío / Calor (Multiuso)
De las lesiones y sobrecargas no se libra nadie (lo siento, pero el que diga que no se ha lesionado o que no ha tenido sobrecargas nunca miente como un bellaco o no ha hecho deporte en su vida porque, por poca intensidad que metas y mucho cuidado que pongas, siempre puedes tener un golpe, hacer un mal movimiento o, simplemente acumular algo más de carga de la que puedes tolerar) y, cuando esto se produce, una de las primeras actuaciones más comunes es la de aplicar frío local en la zona de la lesión.
Las posibilidades que se nos abren son infinitas y limitadas tan sólo por la inventiva que tengamos: los clásicos cubitos o bloques de hielo (excusa perfecta para ir a comprar una bolsa de cubitos y poder usarlos luego para otros menesteres más enfocados a la hidratación ;-D), la mítica bolsa de guisantes o menestra que (da más juego porque coge muy bien la forma que necesitemos… y luego nos permite comer verdura porque tenemos que aprovechar que se ha descongelado), etc.
Afortunadamente, hay formas un poco más ortodoxas de hacer eso mismo y para eso existen las típicas bolsas de gel / gelatina azules que seguro que todos hemos visto alguna vez.
La facilidad para conseguir alguna de esas bolsas es relativamente fácil, sobre todo ahora en verano donde las incluyen en forma de antifaz para la cara en alguna que otra revista o, también pueden venir como regalo promocional de alguna marca de bebidas a modo de “frigolín” de los que se usan para las neveras de verano.
No obstante, después de tener infinidad de esas bolsas, mi recomendación es clara: merece la pena tener una bolsa diseñada específicamente para este uso de aplicación del frío / calor porque lo otro no son sino un apaño más como lo podrían ser los cubitos de hielo o los guisantes. Es decir, sirven, pero no hay color en cuanto a la temperatura que coge, cómo va cambiando la temperatura, la posibilidad de utilizarla como compresa de calor, etc.
Caray, si nos va a durar un millón de años y lo vamos a usar precisamente sobre lesiones así que, ¿no merece la pena ir a por una dedicada específicamente a eso? Yo lo tengo claro.
Es una compresa grandecita, de unos 26×14 centímetros, no está rellena “a tope” y cuando se congela, no se pone completamente dura sino que permite cierto juego para moldearla incluso cuando acabamos de sacarla del congelador por lo que se puede colocar muy bien sobre zonas como rodillas, tobillos, etc.
Usada como compresa fría…
Como es lógico, la sensación de frío es alta por lo que no hay que aplicarla directamente sobre la piel sino utilizando una capa de tela intermedia.
Viene con una bolsita pero a mí se me hace un pelín fina y echo en falta algo más de protección así que suelo ponerme un trozo de camiseta de algodón que tengo recortado como si fuera un trapo o, si la estoy usando en gemelos o sóleos, el propio calcetín de compresión es el que suele hacer esa función protectora (no es recomendable aplicarla directamente sobre la piel porque puede llegar a producirnos quemaduras por el frío).
Para sujetarla, pues con la mano, atándola con una venda, hay infinidad de posibilidades y depende un poco de qué tipo de aplicación queramos hacer: frío sólo durante un rato o frío más o menos continuado.
En el caso de un golpe, lo mejor es aprovechar el principio, que es cuando más frío nos va a dar pero si la notamos demasiado fría, no es nada descabellado dejarla que se atempere durante cinco minutos y luego dejarla puesta durante el tiempo que dure el frío. Otro uso alternativo sería el de meterla en el frigorífico en vez de en el congelador con lo que empezaría estando a una temperatura de unos cuatro grados centígrados. Todo depende del uso que queramos darle.
El tiempo que dura el frío depende mucho de dónde la hayamos aplicado y la temperatura exterior pero tenemos garantizada una media hora de frío fuerte y luego puede mantener una sensación de frescor durante otros veinte minutos o incluso otra media hora.
Cada uno somos un mundo y podemos reaccionar de forma muy diferente pero he hecho alguna prueba en la que me había aplicado antes el gel del frío y creo que es demasiado el efecto sumado de ambos productos (gel + compresa) por lo que, al final, el uso al que suelo recurrir es: primero me pongo la compresa de frío durante una media hora y luego me aplico el gel de frío aprovechando para hacer un ligero masaje.
Usada como compresa caliente…
La otra posibilidad es utilizarla como compresa de calor para el tratamiento de lesiones o dolores en los que no hay inflamación.
Para ello, se debe calentar al baño maría durante cinco minutos a un máximo de ochenta grados o en el microondas, a 500 W, metida en un recipiente con agua durante uno o dos minutos.
Yo tengo que reconocer que no había caído en lo de que al usarla en el microondas hay que meterla en recipiente con agua así que la he usado como he hecho siempre con este tipo de productos, calentándola directamente, eso sí, respetando el tiempo recomendado (tengo además la costumbre de hacer una paradita a mitad para darle la vuelta, no porque sea un filete, sino porque así tanteo cómo va de caliente y aprovecho para remover un poco el gel y que se reparta el calor de manera uniforme).
Para ponerla sobre la zona que deseemos, las recomendaciones son las mismas que cuando se utiliza como compresa de frío: ponerla sobre una tela fina para que no quede directamente sobre la piel y nos pueda producir quemaduras.
Con el tiempo que he indicado (dos minutos en el microondas a 500 W), coge una temperatura razonable que permite aguantar sin problemas el calor que da desde el principio, y el efecto viene a durar unos veinte o treinta minutos con un calorcito majo y luego se nota calor residual durante otros quince o veinte minutos.
En este caso, le suelo dar dos usos: como el que he descrito para el frío, poniéndomela y cuando está acabándose el efecto del calor, me la quito y aprovecho para darme un poco de masaje con una crema de calor o un aceite o bien lo que hago es calentarla poco (apenas un minuto) y ponérmela después de haberme aplicado una crema de calor, aceite o antiinflamatorio para que el calor ayude a calmar el dolor, activar la microcirculación, a que se reabsorba mejor el producto que he aplicado, etc.
Compresa Instantánea Fría (Monouso)
En este caso, lo que tenemos es una compresa ligeramente más pequeña (un par de centímetros menos de largo pero igual de ancha), que sirve únicamente para frío y sólo para un uso, pero que podemos usar de manera instantánea en cualquier momento y lugar.
La forma de utilizarla es muy sencilla: cogerla y estrujarla ligeramente para que se rompa la bolsa interior con lo que se mezclan los productos que hay en su interior (mezcla basada en nitrato amónico) y empieza a enfriarse (vamos, que el funcionamiento viene a ser como el típico “experimento de ciencias” que nos enseñan de críos y que nos deja con la boca abierta al ver que al mezclar determinados productos, eso se empieza a enfriar).
En cuanto lo rompes notas que empieza a enfriarse aunque no es un frío tan intenso como el de unos cubitos o el de la compresa multiuso de frío / calor de la que hemos hablado antes sino que se queda rondando una temperatura de un grado centígrado.
Esa temperatura se mantiene durante unos veinte minutos y dura un poquito más, quizá hasta los treinta minutos, tiempos suficientes para aplicarlo sobre la zona golpeada o dolorida.
Al igual que la otra compresa, al terminar se puede aplicar perfectamente el gel de frío para continuar manteniendo baja la temperatura en la zona (p. ej. para disminuir la inflamación).
En definitiva, es una herramienta muy buena para llevar en el “botiquín deportivo portátil” ya que en un periquete tenemos para aplicarnos frío ante una contusión, algo que, aunque pueda no ser imprescindible, está más que demostrado que tiene efectos más que beneficiosos y no siempre tenemos la oportunidad de encontrar hielo en un tiempo breve de tiempo.
Imprescindible tener siempre en el congelador una compresa de éstas por si las moscas porque, aunque parezca una tontería, nos puede ayudar mucho más de lo que pensamos cuando llegamos con la típica sobrecarga o contractura muscular.