Quizá los únicos brotes verdes españoles de este 2012, tan adverso en lo económico, se aprecian en los 400 metros. Algo tendrá que ver la condición de año olímpico, desde luego. El caso es que por primera vez en una misma temporada, siete atletas españoles han bajado de 46.85: el combativo Samuel García (46.41), el junior Julio Arenas (46.42), el ochocentista Pablo Fernández (46.45), el cada vez más regular sub 47 Roberto Briones (46.66), el eterno aspirante a bajar de 46.00 Mark Ujakpor (46.70 y 46.49i), y los renacidos David Testa (46.76) y Antonio Fernández Cerezo (46.80).
Si a ellos se suma la marca potencial que puede acreditar en la vuelta a la pista Kevin López (cuyo 47.57 de hace 40 días, después de verle el viernes en Mónaco, es engañoso), se concluye que tenemos la generación más densa de cuatreros de la historia de la península ibérica.
Pero no la mejor. Al menos, de momento. Estamos esperanzados, expectantes. Sólo eso. En las últimas décadas ha habido demasiadas decepciones en esta prueba y los aficionados desconfían cual gato viejo.
No será fácil que nuestro país salde su cuenta pendiente secular con los 400 metros lisos, incluso con el relevo 4×400. Desde que David Canal dejó de practicar atletismo de élite no ha habido un verdadero gran corredor de velocidad prolongada; me refiero a uno que corra habitualmente por debajo de 45.50 y se defienda sin complejos en los mítines internacionales. De registros sub 45, ni hablemos por ahora.
Supongo que alguno de los siete primeros del ránking actual, especialmente aquellos más jóvenes (Samuel García, Julio Arenas o Pablo Fernández), se verán pronto las caras con los 46.00. Lo mismo digo de juniors prometedores como Lucas Bua o de algunos especialistas de 200 cuya evolución natural será el 400. Será entonces cuando comprobemos si crecen o no los brotes verdes.
Mientras tanto, crucemos los dedos. Ojalá la dureza y la enorme competencia mundial que existe en el cuádruple hectómetro no desanime a esta quinta, y aparezca pronto un plantel como mínimo igual de pujante que la mayoría de países de nuestro entorno. No es una cuestión trivial, por cierto. Dicen los que saben que los 400 metros, más que ninguna otra disciplina, son un síntoma de la salud deportiva de un país. Y por Júpiter -como decían los clásicos para no soltar cosas más gruesas- que ya nos va tocando en España un velocista resistente…
Foto: Blas García Marín
Vaya, sin duda está siendo un buen año para el 400, pero si no bajamos de 46 no tenemos nada que hacer internacionalmente hablando. De 45 ya ni hablamos!