Zúrich cerró el telón hace unas semanas y como todo gran campeonato nos dejó muchas anécdotas, historias, hazañas, decepciones… Esa es la grandeza y la épica del atletismo.
Las medallas y los logros quedarán escritos en los libros de historia del atletismo, pero más allá de lo meramente deportivo vivimos historias muy humanas y un hecho repudiable por parte de Mekhissi, con el agravante de que ya es reincidente.
El atleta francés tiene una calidad fuera de toda duda. Con la excepción de los atletas kenianos, ha sido el único capaz de conseguir medallas internacionales en los Campeonatos del Mundo y JJ.OO. En concreto acumula 4 medallas: dos platas olímpicas y dos bronces en Campeonatos del Mundo. En Pekín volverá a intentar suplantar la hegemonía keniana, le sobra talento pero es evidente que su mente se pone en trance cuando está en momentos agonísticos.
Su historial acumulaba, hasta Zúrich, tres agresiones y una pelea. El primer incidente fue en el transcurso del Campeonato de Europa de Barcelona en el que Mekhissi golpeó a la mascota una vez llegado a meta. Primero la puso de rodillas y luego la empujó.
El siguiente acto de locura transitoria tuvo lugar en el mitin Herculis de Mónaco. Al llegar a meta se enzarzó en una pelea. El otro desgraciado protagonista fue Baala, medalla de plata en el Campeonato del mundo de 2003 y medalla de bronce en los JJ.OO. de Pekín 2008. La pelea se inició una vez cruzaron la línea de meta en 9º y 11º lugar. Mekhissi atacó a su compañero cuando éste se acercó a consolarlo y se intercambiaron bofetadas y puñetazos ante la mirada atónita y los abucheos, de los espectadores que llenaban el estadio Louis II.
Después de la escena todo el mundo centró sus miradas en la Federacón Francesa de Atletismo y su posible sanción a los dos vergonzosos protagonistas. Muchos esperaban un castigo ejemplar pero finalmente se saldó con una multa de 1500 €, 50 horas de trabajo comunitario y la prohibición de competir en el extranjero durante 10 meses, pero se les permitió acudir al Campeonato del Mundo de Daegu. En la ciudad coreana Mekhissi consiguió una medalla de bronce.
Le siguió otro acto violento cuando golpeó a Appy, la mascota de Helsinki 2012. Mekhissi- Benabad caminó hasta la mascota, le quitó la bolsa que llevaba en la mano y acto seguido la empujó. En este caso con el agravante de que era una niña de 14 años la que llevaba el disfraz de la mascota de ese Campeonato de Europa en 2012.
Mika Muuka, que dirigía la competición, calificó el acto de inaceptable. El obstaculista francés, lejos de pedir disculpas personalmente, minimizaba el incidente declarando en «Le Monde» que una vez que uno cruza la línea de meta estaba lleno de euforia.
Mekhissi- Benabad no recibió ninguna sanción, excepto la reprobación pública por parte de todo el mundo.
Estos son los tres encuentros violentos que ha tenido Mekhissi- Benabad dentro de un estadio de atletismo pero además tiene, en su currículum, otro acto violento con un alto dirigente del CREPS de Reims (centro educativo y de deporte público sustentado con fondos estatales). El conflicto tuvo lugar en 2012 y vino a raíz de una petición del hermano de Mekhissi para ser integrado dentro de este centro que funciona como un centro de alto rendimiento y donde los atletas tienen todas las facilidades e instalaciones para el entrenamiento diario.
La no contestación a la petición del hermano llevó a Mekhissi a pedir explicaciones de manera violenta. La versión de los hechos por el alto funcionario no deja lugar a dudas de que el cerebro de Mekhissi es una auténtica bomba de relojería en el momento que se le cruzan los claves. «Saltó sobre mí y me agarró del cuello», relató Vincent Phélizot, el alto funcionario del CREPS de Reims. El atleta francés relataba unos hechos de manera algo distinta. «Es falso y lo hace para hacerme daño. Solo le puse la mano en el pecho. No lo golpeé ni lo amenacé». Este nuevo episodio volvió a tener un final feliz ya que ambas partes llegaron a un acuerdo extrajudicial y Mekhissi volvió a ser indemne de un nuevo acto violento.
En Zúrich se produjo su enésimo incidente con la descalificación por quitarse la camiseta en plena carrera. Inicialmente le mostraron tarjeta amarilla en la pista pero una reclamación del equipo español llevó consigo la descalificación de Mekhissi. Esto supuso la pérdida de la medalla de oro en los obstáculos pero unos días después conseguiría el oro en el 1500 metros.
Las normas que incumplió son dos: una es la referida a la vestimenta y otra a la visibilidad del dorsal. Los hechos son conocidos y cualquiera que se haya leído el reglamento de la IAAF sabe que la aplicación de la norma no deja lugar a interpretación y consecuentemente es una descalificación que se ajusta a derecho.
Lo sorprendente fueron las voces que se levantaron considerando que la normativa era excesivamente rigurosa. En muchos casos, esta defensa viene desde una mentalidad que solo piensa en el atletismo masculino, obviando que la normativa es común para hombres y mujeres. El reglamento especifica, en cuanto a la vestimenta, que la ropa no puede trasparentar incluso estando mojada y esto es común para ambos sexos. Si Mekhissi saliera indemne de este nuevo percance llevaría a que en la siguiente carrera cualquier atleta, tanto hombre como mujer, se pudiera quitar la camiseta en la última recta. A esto hay que añadir el incumplimiento de llevar el dorsal visible.
Sin camiseta hemos visto a Harting, haciendo el «Increíble Hulk» o al propio Mekhissi y Ezekiel Kemboi, pero siempre había sido después de acabada su competición. Nadie duda de que es el mejor, pero también lo es el que gana una carrera y es descalificado por pisar la línea.
En el Campeonato de Europa de selecciones, la República Checa perdió la categoría por pisar la línea uno de sus relevistas en el 4×400. Esos puntos fueron vitales para la clasificación general. La normas están para cumplirlas para todos los atletas.
La reacción de Mekhissi fue decir que quiso hacer como los futbolistas. Lo curioso es que incluso esa comparativa saldría perdiendo ya que los futbolistas no se quitan la camiseta mientras juegan, ni los jugadores de fútbol americano se quitan el casco mientras juegan, etc. El reglamento de la IAAF salvaguarda unos valores que en el mundo del atletismo son intocables y que nos hacen distintos a otros deportes. Intentar implantar costumbres de otros deportes es un desvarío que no tiene ningún sentido. En todo caso son otros deportes los que pueden extrapolar nuestros valores. Beitia en el Campeonato de Europa de Gotemburgo (Suecia), venció a las atletas suecas Jungmark y Green. Acabada la competición todo el Scandinavium, puesto en pie, aplaudió a todas las atletas.
Renato Canova, prestigioso entrenador italiano afincado en Kenia, fue una de las personas del mundo del atletismo que más se posicionó a favor de la descalificación de Mekhissi. Sus declaraciones no dejan lugar a dudas:
«Comparar el atletismo con el fútbol no es posible, y en todo caso, nadie se puede imaginar a un futbolista quitándose el uniforme antes de lanzar un penalti. El atletismo es un deporte serio, no es algo como el fútbol, que a nivel superior, en muchos casos se convierte en «Opio del pueblo» y no tiene nada que ver con el deporte (silbando a un árbitro, luchando todo el partido, lanzando fuegos al campo, insultando a jugadores de raza negra..). Siento que las peores actitudes de los jugadores de fútbol puedan arruinar el cerebro de un atleta. Gebre, Bekele, Coe, Cram, Rudisha, Moses, Carl Leis, Sergey Bubka, Jonathan Edwards, Saaeed Shaheen, Wilson Kipketer, Michael Johnson nunca hicieron algo así. Hay una dignidad en el atletismo, sobre todo cuando representas a tu país. Los JJ.OO., Campeonatos del Mundo, Campeonatos de Área no son competiciones privadas y la camiseta que llevas es la de tu país»
En defensa de Mekhissi salió el director técnico de la Federación francesa de atletismo. Ghani Yalouz no sólo defendió la actitud de su atleta sino que además arremetió contra la delegación española a la que tildó de antideportiva, lamentable y malintencionada. Dijo además que ellos nunca lo hubieran hecho y llegó a amenazar con un «no lo vamos a olvidar». No deja de ser curioso, ya que lo que único que hizo la RFEA fue pedir que se aplicara el reglamento. No deja tampoco de llamar la atención que Francia reclame un supuesto “fair play” que supone no aplicar la normativa.
Yalouz también mencionó el caso del fútbol para defender a Mekhissi. Supongo que querría que le aplicaran la misma “justicia” y “fair play” que con la mano de Thierry Henry, hecho que dejó fuera de un Campeonato del Mundo de fútbol a Irlanda. Dejando las ironías a un lado, es un auténtico despropósito mezclar deportes como bien comenta Renato Canova.
Yalouz es un auténtico personaje digno de estudio. Lo curioso es que no procede del atletismo, si no de la lucha. En esta disciplina fue medalla olímpica en Atlanta. Llegó al atletismo de la mano de Bernard Amsalem, presidente de la Federación Francesa. Su llegada fue defendida por 2 motivos: querían una persona ajena al atletismo para evitar favoritismos y Amselem quería una persona que fuera manejable y que pudiera mandar. Yalouz busca claramente el protagonismo cada vez que tiene ocasión y se le pudo ver en Zúrich abrazándose a todos los medallistas. Siempre era el primero en llegar al atleta y en buscar la foto. Su afán de protagonismo lo llevó a fotografiarse con Tamgho, que en la actualidad cumple sanción por saltarse los controles de dopaje.
El equipo de Francia, tradicionalmente, ha tenido unas fuertes luchas internas. Se dividen en “lobbies” en función del origen de los atletas. Yalouz y Amsalem son de origen magrebí, al igual que los ancestros de Mekhissi y Baala. Este sector de la Federación Francesa se hizo fuerte en Zúrich y se pudo ver en los reportajes de la televisión francesa, que fueron los protagonistas de todo el conflicto con Mekhissi. Fueron ellos los que entraron en disputa directa con los medios y los que arroparon, junto a Tahri, a Mekhissi…
La actitud de Yalouz contrastó con la de Ramón Cid que prefirió no echar leña a la discusión.
Foto | Alberto Pozas