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En Barbezieux-Saint-Hilaire, en la región francesa de Poitou-Charentes del distrito de Cognac, dónde nació el bueno de Renaud Lavillenie, el cielo es azul en verano, con olor a los cercanos viñedos de la comarca del  río Charente, y es gris en otoño, desapacible en invierno, como la Francia que a través del golfo de Vizcaya se asoma a los temporales del Atlántico Norte. Cuando noviembre se agota en el calendario, Lavillenie, conocedor de alturas y vuelos, emigra a Isla Reunión, al océano Índico donde el cielo es azul intenso y donde el clima tropical no entiende de inviernos ni estaciones. Allí, el francés encuentra la calma del cálido y seco mes de diciembre, y sus pértigas siguen entrenando al aire libre, cuartel general para el asalto al frío invierno europeo de pistas cubiertas, donde el saltador parece haber encontrado la vía más rápida de acercarse al más grande de todos los pertiguistas, al gran Bubka.

Empecinado luchador, apasionado soñador, Renaud Lavillenie aprendió desde niño la cartografía del cielo con el que siempre ha soñado. Su abuelo Jean fue un amante de la pértiga. Su padre Gilles fue saltador amateur. Y Renaud, junto a su hermano Valentin, se criaron desde niños con la pértiga como juguete, dejándose atrapar por esas ilusiones que se aprenden a amar en el hogar y en la niñez con más intensidad que en ningún otro lugar. De esas vivencias, los Lavillenie, de generación en generación han ido transmitiéndose su sueño de atrapar la anatomía de un cielo al que definitivamente Renaud parece haber encontrado la forma de llegar.

De vuelta de su stage en Isla Reunión, Lavillenie se ha apresurado a dejar claro cuál es su estado de forma. Recién llegado a Francia, unos espectaculares 5.93 metros en Aulnay-sous-Bois en vísperas de nochebuena encendieron todas las alertas. Después de navidad, el francés saltó 5.84 el 11 de enero en Aubière y 5.75 en Reno el día 17. Hasta llegar al pasado fin de semana, cuando en Rouen se desató la locura con un salto holgado sobre 6.04, nuevo récord nacional francés, y el posterior intento fallido de batir el récord mundial con el listón puesto en 6.16.

Hoy viernes, en la localidad polaca de Bydgoszcz, tras dejar atrás los seis metros a la primera, ha superado los 6.08 también en el primer intento, ya nadie más entre él y Bubka, y ha vuelto a intentar el récord mundial de 6.16 en tres saltos que nos han puesto a todos de pie. Todo un regalo de ilusión y emoción para el público, para la disciplina de la pértiga y para el atletismo en general.

Lavillenie, aún con la temporada invernal prácticamente empezando, es ya el centro de las miradas, y cuestión de altura, para comprender mejor cómo es el francés y seguir desmontando la bella disciplina de la pértiga en este momento que amenaza con ser histórico, nos permitimos el lujo de convocar de urgencia un maravilloso sanedrín de sabios, con la presencia de David Gómez (seis veces campeón de España de Decathlon y olímpico en Atenas y Pekín), Juan Carlos Abellán (ex-pertiguista y entrenador nacional de atletismo en Alcantarilla, Murcia), y Joan Pelayo (estadístico de la AEEA, articulista, juez y experto en pértiga).

Juan Carlos Abellán, nos acerca un poco más a la técnica de Lavillenie. «Me parece correcta en su conjunto. Creo que la mayoría de entrenadores que nos dedicamos al salto con pértiga tenemos como gran ejemplo la escuela de Vitaly Petrov y al gran Sergey Bubka. De esta manera, teniendo en cuenta la técnica del ucraniano, se notan diferencias en la presentación, donde el francés sólo utiliza 2 tiempos (dos últimos apoyos), siendo tardía para extender totalmente brazo derecho. Lavillenie consigue una gran velocidad de brazos llegando a ajustar la clavada-batida. Al llegar tan ajustado a la presentación, la batida no llega a ser tan vertical como debería, pero lo subsana con una gran velocidad de entrada y fortaleza física, realizando un gran péndulo y un agrupamiento-extensión envidiable, logrando que la pértiga lo catapulte hasta donde ha llegado».

David Gómez, al que preguntamos sobre lo que hace al francés diferente, nos incide en los mismos detalles de la corrección final y su velocidad de entrada. «Pues la verdad es que no tengo del todo claro dónde está la diferencia del francés. Lavillenie a mi parecer tiene algunos defectos técnicos. Cada maestrillo tiene su librillo pero yo entiendo como defecto el portar la pértiga con la mano derecha muy abajo y el codo extendido, lo que en principio a los atletas «normales» le supone un dificultad añadida a la hora de presentar la pértiga en la batida, a él no parece preocuparle ya que a falta de dos apoyos para el despegue es capaz de corregirlo y hacer una muy buena entrada. Otro de los defectos más llamativos es el «colgar» la pierna libre, aunque tal vez este no sea uno defecto de verdad, ya que haciendo esto consigues «cargar» más la pértiga y si haces bien los tiempos consigues que te catapulte más. Sin duda para mí, sus grandes virtudes son precisamente el controlar muy bien los tiempos de la pértiga y ser capaz de entrar a la batida a muy alta velocidad, sobre todo si tenemos en cuenta que no es muy rápido (11.04 en los 100 metros lisos) comparado con sus rivales (Hooker 10.79)”.

Y Joan Pelayo, termina de darnos los datos que completan la descripción de su técnica. «La velocidad de entrada del galo es de casi 10 metros por segundo en una carrera de unos 40 metros aproximadamente. El agarre de la pértiga es de 5.10. Su excelente velocidad le hace aprovechar el «efecto catapulta» con su liviano peso de 69 kg. El francés no es muy alto (1.77m) y puede que sea el secreto de su gran velocidad. La marca que tiene en 100 metros es floja (11.04), pero estoy convencido de que la pérdida de velocidad que tiene corriendo con la pértiga en la mano debe ser pequeña. Tuvimos un ejemplo hace años con Javier García Chico que no tenía una gran marca en 100 metros, pero era rapidísimo en el pasillo de saltos».

Tratándose de puntos fuertes del francés, Juan Carlos Abellán se apresura a incidir en ese apartado que todos destacan, su gran fortaleza mental: «sus puntos más fuertes están en la velocidad de entrada a batida, fortaleza física y el punto más a destacar, el factor psicológico, siendo a mi parecer su principal arma. Lavillenie físicamente no es el típico pertiguista alto y de gran envergadura a la que estamos acostumbrados, está rompiendo moldes, por eso su gran fortaleza física y mental». Porque desde el lado de aspectos negativos, como señala el propio Abellán, «un pertiguista que está por encima de la barrera de los 6 metros, pocos puntos débiles puede tener por no decir ninguno».

Aprovechando la presencia de Joan Pelayo, gran historiador de este deporte, no dudamos en preguntarle acerca de las similitudes históricas que encuentra en Lavillenie, del que vuelve a señalar sus grandes condiciones mentales: «siempre he pensado que la escuela francesa es la más técnica, la más trabajada, con unos saltadores con unas grandes condiciones (muchos de ellos excelentes gimnastas). Houvion, Vigneron, Quinon o Collet fueron claros ejemplos de ello y a veces esa confianza en su técnica les hace empezar «alto» y realizar tres nulos en competición. Por el contrario, los rusos (los antiguos soviéticos) son más rápidos y más fuertes, lo que les hace ser más constantes. Los alemanes son una mezcla de los dos, y son los más regulares (exceptuando a Holzdeppe). Los estadounidenses no sé cómo calificarlos, realizan grandes marcas en su país a principios de temporada pero luego se diluyen y no llegan en forma a los grandes campeonatos o sólo destacaban en pista cubierta (como Billy Olson). Lavillenie tiene unas grandes condiciones y supera en «coco» a sus compatriotas. Romain Mesnil es un claro ejemplo, debió ganar algún gran campeonato pero no tenía las condiciones mentales de Renaud».

Y David Gómez, que en el mes de septiembre estuvo compitiendo con Lavillenie en el prestigioso encuentro de combinadas Decastar en Talence (Francia) nos acerca el lado más personal del francés: «al final es como todo el mundo, sencillo. Hablé con él unas cuantas veces en la competición, pero la mejor fue animarlo de tú a tú antes de la salida de los 400 metros, su cara era un poema (risas). Sin embargo, hablar con él fuera de la pista era muy difícil porque siempre estaba rodeado de periodistas. En el meeting de Talance él era la superestrella incluso por encima de Eaton».

Hablando sobre lo que nos podrá deparar el futuro de Lavillenie, los tres coinciden en resaltar la emoción del momento actual que vive la pértiga. Joan Pelayo, describiendo esa relación Lavillenie-Bubka señala que «el gran Sergey medía 1.84m y pesaba 80 kg, con lo que las pértigas que utilizaba eran más duras que las de Lavillenie, creo que en velocidad estarían bastante parejos. El salto de Lavillenie en Rouen creo que valía 6.08-6.10, y hoy lo ha confirmado. Hasta ahora, había intentado atacar el récord más de cara a la galería que por puro convencimiento. Para batir los 6.15 de Sergey tiene que intentarlo en muchas ocasiones y tener las sensaciones de estar sobre «esa altura», y desde luego comienza a estar en ese camino. Bubka no llegó a su límite por su ambición de batir récords de centímetro en centímetro por cuestiones económicas (no se lo reprocho) y al francés aún le falta un poco. Vi competir a Renaud en el mundial indoor de Valencia en 2008 y me ha sorprendido gratamente su enorme progresión. Me gustaría seguir equivocándome con él y celebrar próximamente una mejora de ese récord que ya dura muchos años».

Sobre si el francés puede seguir saltando más, David Gómez lo tiene claro: «¡Sin duda! De momento no le veo límites. Su limitada estatura que para otros sería un inconveniente, él la ha transformado en una virtud a la hora de moverse en el listón. No deja de sorprenderme día a día», y Juan Carlos Abellán concluye, «Lavillenie tiene aún margen de mejora pudiendo pulir los pequeños matices técnicos como en la presentación. En el factor psicológico creo que sale mucho más reforzado después de haber conseguido los 6,04 metros del pasado fin de semana y sobre todo los 6.08 de hoy. Este resultado va a ser un antes y un después para poder verlo saltar por encima de la marca conseguida y por qué no, por encima del actual récord del mundo«.

Lavillenie, el soñador, el inquieto, el luchador, ha vivido un otoño muy especial, en el que no ha dejado de estar presente en las noticias, ya sea disputando las combinadas de Talence, saltando en parapente e incluso participando en las 24 horas de Le Mans en moto.  Ahora, se abre ante nosotros un apasionante invierno dónde los ataques al trono del todopoderoso Bubka parece que no van a cesar. De momento, ya no hay nadie más entre ambos, y juegos del destino, dentro de dos semanas el francés estará saltando en Donetsk, en la cuna sagrada del mito que llegó allí hasta los 6.15 metros hace ya casi 21 años en un salto cuyas imágenes, al verlas aún hoy, ponen la piel de gallina.

Renaud, no deja de soñar con su querido cielo, el que pretende alcanzar hasta entrenando en el jardín de su casa, el que sabe que encontrará con su lucha y entrenamientos como única receta. Lavillenie y el cielo. Ese cielo al que sus pértigas parecen haber encontrado ya el camino de cómo llegar.

Miembros del «sanedrín de sabios»:

Juan Carlos Abellán Barnés: Entrenador nacional en el club Sociedad Atlética Alcantarilla. Miembro del comité de entrenadores de la Federación de Atletismo de la Región de Murcia y responsable del sector de pértiga de la Federación de atletismo de la Región de Murcia (FAMU).

David Gómez: 6 veces campeón de España de Decathlon. Atleta olímpico en Atenas 2004 y Pekín 2008. 12 veces internacional (2004-2013). R.C. Celta de Vigo. En la actualidad dirige también un grupo de entrenamiento con especial atención a la pértiga.

Joan Pelayo: Miembro fundador de la Asociación Española de Estadísticos de Atletismo (AEEA). Juez-árbitro y especialista en pértiga. Historiador de atletismo y articulista.

Vídeo del salto de 6.08 metros:
https://www.facebook.com/photo.php?v=688755287843909

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