El Medio Maratón de Valencia se ha convertido en los últimos tres años en cantera, pasarela, escaparate -como ustedes quieran llamarlo- de atletas kenianos desconocidos que después han dado el salto a la élite del fondo mundial.
Veamos algunos casos:
Geoffrey Mutai: quizá el ejemplo más socorrido. Cuando llegó a Valencia en el año 2009 traía una marca de 2.07:01, pero no le llamaban de ningún gran maratón comercial más que para hacer de liebre por cuatro duros. Jamás había disputado 21,097 kilómetros de forma oficial, y en la preceptiva rueda de prensa ni siquiera se sentó en la mesa de favoritos. Sin embargo, después, en las calles del Cap i Casal, se tomó la revancha ganando con 59:30, bastante sobrado de fuerzas por cierto. El resto de la historia ya la conocen: 2.03:02 en Boston, escabechina en Nueva York con récord de la prueba incluido, y un futuro inmediato que pasa por, quizá, una nueva plusmarca universal en Berlín dentro de pocas semanas.
Wilson Kipsang Kiprotich: otro que corrió la Media de Valencia en 2009, donde fue segundo, escoltando a Mutai. Vino acreditado en 58:59 pero algunos ponían en duda la verosimilitud de ese registro. «Ha surgido de la nada y eso no puede ser», decían los escépticos en los foros americanos. Pues bien, desde que corriera el maratón de Frankfurt en 2.03:42, ganara en Londres con 2.04:44 y, en un alarde de generosa precipitación, regalara el oro en los Juegos con una escapada antes de tiempo (fue bronce con 2.09:37 tras atacar en el kilómetro 10 con un parcial de tres mil en 8:21), ya no le tose nadie.
John Mwangangi: había que ser muy, pero que muy friqui del atletismo para saber quién diablos era este señor que aterrizó en Valencia en noviembre de 2010. Hasta el momento lleva dos victorias consecutivas en la Media de la ciudad del Turia (la última de ellas en 59:45), que pueden ser tres si gana el mes que viene, y se ha convertido en una de las liebres más cotizadas en cualquier maratón que aspire a tentar el récord de mundo. Hace unos días derrotó a Patrick Makau sobre 10 millas y es probable que le veamos corriendo en 2.05 ó menos cuando decida competir por cuenta propia.
Kenneth Kiprop Kipkemboi: quedó segundo en la Media de Valencia de 2011 (59:47), pero no le conocía absolutamente nadie en el mundillo. De hecho, si se consultaba su ficha en el archivo de la IAAF, se apreciaban varios errores inverosímiles, incluida su fecha de nacimiento (el año real es 1984, y hasta hace seis meses figuraba 1996). Pero ahora ya se le conoce y respeta. En marzo mejoró a 59:11 en La Haya. Y el pasado viernes, en Bruselas, hizo 26:52.65 en 10.000 metros. Jamás ha corrido un maratón, pero es candidato a correr en 2.04 ya mismo, cuando le plazca.
Nicholas Kemboi: el último ejemplo de la conexión Valencia-Kenia ya no es keniano porque, pese a nacer en Kericho, se nacionalizó catarí hace un lustro, y tampoco se trata exactamente de un desconocido, puesto que en 2003 acreditó 26:30.03 en 10.000 metros. En su caso, la Media valenciana le resucitó. El hombre llevaba varias temporadas desorientado, firmando marcas impropias de su calidad, incluso por encima de 15 minutos en 5 kilómetros. Pero, abracadabra, llegó octubre de 2011, salió a marcar el ritmo de su ex compatriota Mwangangi, se sintió bien y terminó en 1.01:07. Posteriormente, fue segundo en el Maratón de Valencia (2.08:01) y parece totalmente recuperado para el atletismo: planea atacar la barrera del 2.07, lo que supondría un nuevo récord nacional de Qatar y un premio económico, esculpido en petrodólares, que quita el hipo.