Las Bollé Bolt son unas de las gafas deportivas más conocidas de esta marca francesa que lleva siendo uno de los referentes mundiales en gafas de sol y máscaras desde hace más de 130 años y que, para sorpresa de muchos, también dispone de cascos de esquí y ciclismo en su catálogo de productos.

En apenas un quinquenio de vida, desde que vio la luz la primera generación de las Bollé Bolt, se han convertido por pleno derecho en uno de los clásicos de Bollé o, al menos, en uno de sus modelos más reconocidos y pocas veces (por no decir ninguna) oiréis hablar de ellas en sentido negativo.

Obviamente, el modelo ha ido evolucionando en el tiempo y, por ejemplo, en este 2019 han incorporado unas nuevas lentes con una nueva tecnología de polarización que funcionan muy bien, como vamos a ver más adelante.

Creo que las Bollé Bolt son unas de las gafas más equilibradas y polivalentes de su catálogo y, aunque la marca dice que están diseñadas para ciclismo y golf, os animaría a utilizarlas para cualquier actividad (running, trail running, ciclismo, triatlón…) e incluso como gafa de sol «de diario». Esto último, obviamente, si estáis pensando en unas gafas deportivas aunque, cuidado, porque en persona no parecen tan llamativas como en fotos y eligiendo una montura y cristales discretillos pueden dar el pego como gafas seriotas.

Soy muy mío con el tema de las gafas de sol y, aunque mal que bien me pueda adaptarme a casi cualquiera (hay que proteger los ojos de las agresiones externas: radiación, impactos, viento…), no son tantas las que me hacen sentir realmente confortable. Tengo en cuenta cómo me queda la montura, cómo se comportan cuando las pongo o quito de encima de la cabeza o engancho en el casco, que sean ligeras pero con buena estructura, que la lente filtre luz pero que no me haga perder nitidez de visión

Sí, lo reconozco, tiendo a exigirles a las gafas deportivas cosas que parecen a priori opuestas o, al menos, difícilmente combinables pero, hete aquí que han llegado las Bollé Bolt y no sólo han sido capaces de tachar la lista de requisitos al completo sino que, encima, se han permitido el lujo de ofrecer algunos pluses como el agradable tacto de las patillas o el puente el alto contraste que ofrecen las lentes…

Vamos, que lo mío con ellas ha sido poco menos que un amor a primera vista, desde que me las puse la primera vez en casa. No obstante, esto no deja de ser una opinión un tanto subjetiva así que vamos a verlas en detalle y así tenéis la información objetiva para valorar por vosotros mismos según vuestras necesidades y preferencias personales.

Las Bollé Bolt al detalle

Como podéis ver en las fotos, las Bollé Bolt son unas gafas de sol montadas medio al aire, es decir, con una montura que sujeta los cristales desde arriba y deja al descubierto la parte inferior y lateral de sus dos lentes.

Gracias a esta estructura, cuando miras hacia abajo o hacia los laterales no hay nada que te pueda dificultar la visión, pues lo único que puede romper la homogeneidad es la línea visual en la que pasas de tener lente a no tenerla.

De hecho, en el caso de los laterales, esto es prácticamente imposible que ocurra gracias a la marcada curvatura de montura y lentes y a lo lejos que llegan éstas en la parte lateral. Además, esa curvatura también ayuda a proteger del viento lateral, evita que el polvo se cuele por esa zona, etc.

Están disponibles en dos versiones y, además de las Bollé Bolt normales, las que hemos utilizado para este artículo, están en una versión Bollé Bolt S con unas dimensiones ligeramente más pequeñas. No tengo referencia de las medidas de la versión pequeña pero, para que las ubiquéis, a continuación tenéis las medidas aproximadas de la estándar:

  • Ancho montura: 145 mm.
  • Longitud de patilla: 130 mm.
  • Lente: 43 mm alto x 70 mm ancho.
  • Ancho puente: regulable en anchura.

Cuando me enteré de que iba a probar esta versión, me dio un poco de cosa porque no tengo una cara especialmente ancha y porque tiendo a preferir las gafas pequeñillas (sobre todo para correr, en ciclismo me da más o menos igual) pero la verdad es que las Bollé Bolt se amoldan a la perfección y no las desaconsejaría en caras normales incluso tendiendo a finillas.

De hecho, ajustan tan bien que, cuando sonríes y marcas mofletes, puedes llegar a sentir el contacto con la parte inferior exterior de la lente.

En el momento de redactar este artículo, se pueden elegir en cinco colores de montura y cada una de ellas viene con una única lente teniendo la opción de que sea graduada, polarizada (con una nueva tecnología de polarización que han incorporado en este 2019) o fotocromática.

Las lentes son intercambiables por lo que también se venden por separado tanto para que podamos sustituirla en caso de rayadura o rotura como si queremos tener algún juego de lentes adicionales.

Sobre la báscula me han marcado 28’8 gramos pero, una vez puestas, se sienten mucho más ligeras, no teniendo nada que envidiar a otras gafas que se mueven en el rango de los veinte gramos.

De hecho, se manejan con una facilidad pasmosa y en ningún momento dan sensación de pesadez, ni al manejarlas ni al llevarlas puestas durante horas.

En cuanto a la presentación, crème de la crème, como no podía ser menos en un producto de una marca con tanta solera.

Las Bollé Bolt vienen en una estuchito semirrígido, con exterior de rejilla resistente y fácilmente lavable con apertura mediante cremallera y espacio interior lo suficientemente holgado como para depositar las gafas sin tener que andar jugando al Tetris.

Es más, cabrían de sobra más cosas, tanto lentes adicionales (lleva un par de separadores para esto) como otros pequeños objetos que podamos desear llevar dentro del estuche. Traen también un saquito de gamuza que sirve tanto para portearlas sin tener que llevar el estuche completo como para limpiar las lentes.

Pasando ya a la parte un poco más técnica, la montura está confeccionada con Nylon B-88 polímero que combina muy bien las propiedades de ligereza, resistencia que, importante, puede deformarse mucho antes de llegar a romper y que, cuando se le deja de aplicar la fuerza, recupera con facilidad su forma inicial (anécdota, se utiliza también para la fabricación de púas de guitarra).

Donde mejor se aprecia esta capacidad para deformarse es en las patillas que, aun haciéndoles algo como lo de la siguiente foto, recuperan su forma inicial en cuanto dejas de hacer el borrico con ellas.

Gracias a esa facilidad con que se deforman, es raro que rompan por rotura de la montura o de la patilla (salvo piñazo monumental) y también se agradece mucho de cara a que no presionen en los laterales de la cabeza cuando las llevas mucho tiempo puestas.

Sin embargo, juega en su contra en el caso de que queramos un ajuste más ceñido, que nos aprieten más ya que, aunque podemos forzar las patillas un poquito hacia dentro y aumenta ligeramente la sensación de presión, puede no llegar a ser suficiente para actividades con movimientos bruscos.

De hecho, llevándolas en la cabeza habría agradecido mucho esa mayor presión porque en algún que otro salto se me han ido ellas solas hacia delante, hacia la cara.

No obstante, quien se encuentre en este caso tiene una solución mucho más sencilla: adquirir las Bollé Bolt S (las «pequeñas»).

El tacto de la montura es excelente, se agarra y maneja muy bien incluso cuando está mojada o sudada y se limpia con muchísima facilidad.

Me faltaría ver cómo evoluciona tras varios meses, sobre todo para ver si se pone pegajosillo como le pasa a algunos materiales pero, por lo que les he visto hasta ahora, diría que no van a plantear ese problema y que van a permanecer prácticamente como el primer día durante mucho tiempo.

Además del Nylon B-88, en la montura tenemos lo que denominan Thermogrip (creo que es un derivado de la silicona), lo que vemos en anaranjadillo en el interior de las patillas y en el puente.

El Thermogrip es un poco más gomoso al tacto, se puede apreciar mucho mejor en el puente que en la patilla y su objetivo es ofrecer una mayor adherencia de la que ofrece el resto de la montura.

Me ha gustado muchísimo y creo que han conseguido un equilibrio muy bueno porque sujeta lo justito para que no deslice aun cuando está mojado pero no se han pasado tanto como para que se sienta cómo se queda pegado el pelo en las patillas o que veamos pegotes de porquería tras haberlas usado.

Al igual que he comentado con la montura, no las he usado lo suficiente como para ver cómo evoluciona este compuesto pero apostaría a que también aguanta en muy buen estado durante muchos meses y que no requiere cuidados especiales para mantener sus propiedades.

Hablando del puente, comentar que podemos regularlo a lo ancho con mucha facilidad y hasta permite cierto juego hacia delante y hacia atrás. Esa adaptabilidad permite también que en caso de golpes se deforme un poquillo y no nos haga tanto daño. Está sujeto mediante un tornillito por lo que podríamos sustituirlo fácilmente en caso de deterioro.

He dejado para el final el elemento estrella de la versión de 2019 de las Bollé Bolt, sus lentes que aplican una nueva tecnología de polarización que denominan HD Polarized.

Es una lente fabricada en policarbonato y su principal objetivo es que, como ellos mismos dicen «no tengas que elegir entre contraste y polarización». Es decir, han tratado por todos los medios de maximizar la protección y filtrado de los rayos y radiaciones sin tener que renunciar por ello a disponer de una nítida visión y un nivel de contrastes adecuados.

Suena ideal, vaya, y lo bueno es que han conseguido trabajar ambas facetas muy bien, la verdad, me ha sorprendido muy gratamente.

La lente del modelo que hemos estado probando es la HD Polarized Brown Fire, de categoría 3, basada en un tinte marroncillo y que deja pasar teóricamente un 14% de luz. Por el exterior tiene un acabado espejado pero la verdad es que van genial aunque no haya mucha luz y, de hecho, cuando me las puse la primera vez, sin haber mirado aún qué lente traían, llegué a pensar que lo mismo era una lente fotocromática por lo bien que veía con ellas en el interior de la casa.

No tienen un comportamiento excesivamente radical sino que son bastante polivalentes por lo que podemos utilizarlas en muchas situaciones con diferentes luminosidades y entornos.

Aventurándome un poco, diría que gran parte de la gracia reside en que el espejado está sobre una lente de un marroncillo claro con lo que aúnan lo mejor de ambos mundos: protegen muy bien y acentúan determinados contrastes.

Cada uno tenemos unas preferencias y costumbres y, del mismo modo que algunos se meten en pleno bosque con gafas prácticamente opacas, otros nos las quitamos en cuanto empezamos a notar que hay mucho cambio de luminosidad.

Yo soy claramente del segundo grupo y pocas veces me veréis con gafas de sol corriendo por un bosque pero, curiosamente, con estas Bollé Bolt no notaba tanto esa necesidad y, salvo que el terreno fuera realmente complicado, seguía con ellas puestas casi más por ese resaltado de determinados contrastes que por la protección del sol.

Viendo también cómo me he sentido con ellas en campo descubierto, con el sol pegando de lo lindo y sin ninguna protección salvo las propias gafas, diría que también hacen muy bien su función para esa otra parte de gente que prefiere cristales bastante oscuros.

Las lentes son oleo hidrofóbicas por lo que repelen el agua, aceites y todo lo que se intente quedar adherido a su superficie (bueno, los moquetes y babas toca limpiarlos, contra eso aún no se ha inventado nada), tienen un tratamiento antirreflejos en su interior y por supuesto, tienen el correspondiente tratamiento exterior para protegerlas de los rayazos y empañados.

Por todas estas cosas he ido resaltando repetidamente la polivalencia y versatilidad de las Bollé Bolt, unas de las gafas deportivas de sol que mejor sabor de boca me han dejado últimamente y a la que poquitas pegas le he podido poner como habéis visto a lo largo del artículo.

Las Bollé Bolt me parecen una apuesta segura, unas perfectas gafas para (casi) todo y para (casi) todos así que, si no las conocéis y se os ponen a tiro, os animo a que las tanteéis porque posiblemente deis con vuestras compañeras ideales.

Rodrigo Borrego (Morath)
Rodrigo Borrego (Morath) es una de las referencias nacionales cuando se habla de pruebas de material deportivo, nutrición, entrenamiento, fisiología, … Ingeniero Informático y deportista vocacional, lleva toda su vida practicando deportes de resistencia: triatlón, trail running, natación, ...

3 Comentarios

    • Veredas, no te sabría decir con seguridad, pero el flujo normal sería preguntar en la tienda que las compraras o escribir directamente a Bollé (a su web) por si acaso se venden por separado de manera general.

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