Afortunadamente, el mundillo del deporte es bastante aficionado a la I+D y a tratar de innovar continuamente, seguramente debido a esa continua búsqueda inherente del más rápido, más alto, más fuerte… que tan bien quedó inmortalizado en el “citius, altius, fortius”.
Este comentario viene porque, lo que vamos a analizar en esta prueba a fondo no es sino una de esas “cosas” que surgen gracias al inconformismo de ciertas personas que, en cierto momento, decidieron tratar de darle una vuelta de tuerca a las cosas que tenían a su disposición para elaborar “algo” que sirviera para cubrir un tipo de uso para el que no había nada realmente específico sino que tocaba tirar de cosas que cubrían a medias las necesidades.
Tenemos infinidad de productos cuyo objetivo es la protección de las articulaciones y hay muchas posibilidades cuando queremos ejercitarnos, pero pocas veces encontramos productos que sean capaces de aunar ambos mundos y, ya no sólo eso, sino que pocas veces están desarrollados pensando realmente en que sean funcionales, es decir, que se puedan utilizar durante la práctica deportiva (seguramente muchos estamos hartos de descartar muchos productos porque con ellos puestos no hay forma de hacer el deporte que hagamos habitualmente).
Pflexx
Aquí es donde entra en escena Pflexx, una empresa que surge en UK hace un par de años cuando uno de sus actuales miembros tuvo problemas con una rodilla que le estaba impidiendo practicar su deporte favorito (golf en su caso) y se empeñó en conseguir dar con algo que le permitiera una mejor y más rápida rehabilitación de esta articulación.
Tras experimentar en sus propias carnes y trabajar codo con codo con especialistas de varias universidades (Northumbria, Newcastle…) y selecciones nacionales (cricket, rugby, atletismo…) fueron poco a poco dándole forma a la idea hasta que surgió el Knee Pflexx, cuyo objetivo principal es ejercitar y ayudar a acelerar la recuperación de problemas relacionados con la rodilla (post operatorio, temas musculares, etc.).
Este punto innovador le ha servido para ser uno de los cuatro finalistas en la categoría de fitness de la ISPO BRANDNEW de 2012, una de las ferias de referencia cuando se habla de I+D en el deporte.
Knee Pflexx
Antes de empezar a verlo en detalle, hay que introducir un matiz al que recurren mucho de la marca ya que, aunque la pinta es la de una rodillera (más o menos compleja que otras que podamos encontrar, pero rodillera al fin y al cabo), ellos insisten mucho en una especie de motto: “no es una rodillera… es un activador muscular”.
Es decir, lo que intentan remarcar es que no es una rodillera estándar (de las de protección, soporte, etc.) sino que está enfocado a que se ejercite la rodilla actuando en las principales estructuras y musculatura adyacentes, tanto las responsables de la flexión como de la extensión (cuádriceps, isquiotibiales…). De hecho, incluso actúa en gran parte de las ubicadas en la pantorrilla.
Se basa principalmente en tres elementos (dos de ellos propietarios y patentados, al igual que el Knee Pflexx):
- Pflexx Bio-mechanical Resistance: las dos piezas plásticas que tiene en los laterales de la rodilla, gracias al material con el que están hechas y a su diseño (luego lo comentamos), ofrece una resistencia dinámica, que se va adaptando en función de la fuerza que hagamos y de la posición en la que se encuentre la rodilla.
- Pflexx Kinetic Kompression Textile: el tejido con el que está confeccionado es un tejido compresivo y podría servir por sí sólo para estimular la circulación sanguínea y linfática, lo que ya serviría tanto para conseguir ese efecto de resistencia y ayudar a ejercitar como para ayudar en temas de recuperación, ofrecer mayor estabilidad en la rodilla, etc.
- Advansa ThermoCool: fibras textiles diseñadas para optimizar las propiedades termorreguladoras del cuerpo y que son capaces de funcionar bien tanto con temperaturas cálidas como frías a la vez que son capaces de gestionar también la humedad, algo básico cuando hablamos de prendas como ésta, que suelen producir mucho sudor en la zona en la que están puestas.
Para ver cómo se lleva todo esto a la práctica, vamos a hacerle un repaso general. Podemos observar tres tipos principales de tejidos:
- El que cubre toda la parte frontal, que es el más finito y elástico de todos, que cede muy bien en todas direcciones.
- Uno punteado que vemos en dos bandas horizontales en la parte delantera y, en la parte trasera, en dos grandes zonas, una en la parte superior y otra en la inferior, un poco más grueso y, aunque cede prácticamente lo mismo, lo hace ofreciendo una mayor resistencia (hace más efecto goma).
- El de la zona de la corva que, curiosamente, es el menos elástico y que apenas cede en vertical, aunque sí bastante en horizontal.
La franja azul que se ve en los laterales es donde se sitúan las dos piezas plásticas que se encargan de oponer la resistencia dinámica de la que hablábamos antes.
Está disponible en ocho tallas en función del perímetro del muslo y la pantorrilla, y se puede elegir en cuatro resistencias diferentes: R1 Light (suave, para niños y gente mayor), R2 Medium (media, para fisioterapia, deportes en general y fitness), R2 Heavy (dura, para alto rendimiento), R4 Extra Heavy (sólo recomendada para ejercicios específicos).
La elegiremos en función de lo que se quiera hacer con ella y de nuestras medidas, pero la verdad es que la resistencia R2, que es la que he estado probando, es quizá la más versátil y ofrece resistencia suficiente sin que llegue a ser excesivamente dura.
El momento de colocarla, aunque no tiene ningún misterio, es básico ya que hay que colocarla bien por dos motivos: para que haga el efecto deseado y para que no nos haga rozaduras indeseadas (no olvidemos que es algo que va a ir ofreciendo resistencia así que, como vaya rozando, mal negocio hacemos).
Las primeras veces quizá cuesta un poco porque, además de quedar apretando, hay que ir venciendo la resistencia que ofrecen las piezas plásticas pero, cogiéndola firmemente de los laterales y tirando del extremo superior de las placas (importante tirar desde aquí para no deformarla o romper el tejido), se coloca bastante bien. Luego ya es cosa de hacer un poco el ajuste para que no quede arrugada, que queden bien los extremos superior e inferior, etc.
Una vez puesta, la sensación es rarísima porque, aunque no nos bloquea la rodilla, es claramente un cuerpo extraño que encima se opone a los movimientos que queremos hacer con ella.
Las rotaciones apenas se ven afectadas pero al gesto de la flexión hay que pillarle el truco y requiere cierto “aprendizaje” para todo lo que no sea juguetear a doblar la rodilla (y hasta para eso). Ojo, no es que nos volvamos patosos por arte de magia pero sin duda se nota -y mucho- la resistencia dinámica del Knee Pflexx, sobre todo en el rango que va desde los 30 a los 70 grados.
Todos los movimiento se ven afectados pero creo que la clave está en cuánta agilidad o dinámica necesitemos ya que si es simplemente flexionar la rodilla de manera controlada, le pillas el tranquillo en dos patadas pero si hablamos de ponernos a montar en bici con ella, correr o cosas así hay que rodar un poco hasta que te acostumbras.
Una vez que te has acostumbrado a esa sensación, la verdad es que creo que no sólo se obtiene el beneficio del propio ejercitamiento sino que también sirve para generar un nuevo estímulo que te obliga a acostumbrarte a desenvolverte en nuevas situaciones.
La resistencia es realmente dinámica y bastante progresiva así que no hay riesgo de lesión por el hecho de llevarlo puesto (obviamente, siempre que no hagamos el burreras, pero es que eso aplicaría incluso sin tenerlo).
Es complicado describir las sensación pero, para que os hagáis una idea, el efecto que se produce en la rodilla es el mismo que sentimos si intentamos doblar un palo plástico que, al principio, cuesta un poco, una vez que has arrancado parece que va flexando un poco mejor, con una resistencia progresiva y que si dejamos de hacer fuerza, intenta recuperar su posición, con lo que no podemos dejar de hacer fuerza en ningún momento y, además, para volver a la posición original, tenemos que ir controlando para que no salgan rebotadas las manos.
He dicho “como un palo de plástico” pero es que, en el fondo, con las dos piezas que se llevan en los laterales, tenemos algo parecido solo que en lugar de ser un “simple palo”, están curvadas y con el diseño ondulado que han determinado desde Pflexx que es el que permite adaptarse a la rodilla y a los gestos que se van a hacer con él puesto.
Como os podéis imaginar, para correr con el Knee Plfexx puesto, tienes que concentrarte y hacer mayor fuerza en el gesto de flexión de la rodilla (cuando llevas la pierna hacia atrás) y, después, tienes que controlar y seguir haciendo algo de fuerza cuando adelantas la pierna antes de apoyarla en el suelo ya que, si no, te la estira de golpe.
La verdad es que es una sensación curiosa y, otra de las cosas que me han gustado amén de las comentadas antes es que parece que te “tienta” a “pisar bien” ya que no te deja fácilmente llevar la pierna hacia delante en exceso y te encuentras más cómodo con pasos no demasiado grandes, con lo que también acabas aumentando la frecuencia de zancada.
Todo esto es hablando de su uso en la actividad deportiva pero se puede usar igualmente para la vida “normal” ya que, aunque parezca un poco armatoste, es bastante discreto y se puede llevar perfectamente debajo del pantalón y una vez que nos lo quitamos, apenas ocupa espacio.
Lo que tendría en cuenta para este uso es quitarla si se va a estar mucho tiempo sentado ya que no tiene mucho sentido y así descansa un poco la rodilla.
Para lo que me ha gustado mucho ha sido para el típico “día de paseo”, y les he hecho alguna que otra buena caminata porque coincide que he tenido una temporadita con una rodilla chunga y he aprovechado para ver qué tal iba (de hecho, ése fue el motivo de acabar dando con este “cachivache”, al estar buscando posibles soluciones que no hubiera probado).
Sin duda, no ha sido la cura al machaque de la rodilla pero creo que es una buena alternativa como prevención y como ejercicio cuando hay lesión porque nos permite añadir un plus de ejercicio sin ningún tipo de riesgo o de impacto.
Digamos que es una especie de “ejercitador portátil” bastante versátil ya que sirve con objetivos de fitness, de rehabilitación o pensando en temas de rendimiento.
En definitiva, una de esas cosas que te encuentras así un poco de casualidad, que decides probar con cierto escepticismo y que te sorprenden muy gratamente abriéndote un nuevo abanico de posibilidades… ojalá hubiera más valientes que se lanzaran a desarrollar cosas innovadoras.
Usuario Tipo
Todo aquél que busque o necesite un medio para ejercitar las estructuras y musculatura adyacente a rodilla (toda la parte flexora y extensora), bien con objetivo de rehabilitarla o pensando en incrementar su rendimiento.
No sustituye, ni mucho menos, a los ejercicios de fortalecimiento o de gimnasio pero es un muy buen complemento para ellos por los motivos que hemos ido viendo a lo largo de la prueba: se puede usar en las actividad física o en la vida diaria, el riesgo de lesión es mínimo, es un estímulo nuevo y diferente, permite utilizarlo haciendo el gesto deportivo real, etc.
Precio: £80 (en la web de Pflexx).
Me reafirmo en la última frase que puse en la parte de la prueba: ojalá hubiera más valientes que se lanzaran a desarrollar cosas innovadoras (preferiblemente, que funcionen, que tampoco es cosa de ponerse a inventar porque sí ;-D).