El británico Jonathan Edwards parecía pasar en silencio, sin llamar la atención, pero desde ese aspecto de chico tímido y discreto, voló hasta los 18,29 metros – récord mundial aún vigente del que en agosto se cumplirán dieciocho años -, al tiempo que coleccionó los títulos de campeón olímpico, mundial y europeo y una merecida fama de mejor saltador de triple de la historia que todos recordamos como un poster que colgar en la pared de nuestra habitación. Llegó incluso mucho más allá de lo que podía haber soñado un chico tranquilo de Londres que en sus inicios hasta llegó a renunciar en los mundiales de Tokio al anteponer sus creencias religiosas al atletismo para no competir en domingo.
En el lado contrario de las emociones, los suburbios de París arden a otro ritmo, a otra velocidad. Al ritmo de la música rap y de ese ambiente que hace que los chicos aprendan rápido a dar la cara y a vivir con la convicción de que sólo el más fuerte sobrevive en la vida de barrio y grafitis. Al ritmo al que vive un Teddy Tamgho (15.06.1989), parisino de origen camerunés, tan explosivo fuera y dentro de la pista.
En el mundo del atletismo, y más en una disciplina tan traumática como el triple salto, veinte meses es lo más parecido a un mundo, a una eternidad. Tanto, que casi dos años después de su gravísima lesión, Tamgho regresa al foso de salto sin citarse con los que eran sus rivales durante 2010, de manera que ya no son los Idowu, Copello, Nelson Evora o Christian Olsson los que le esperan para disputarle cada competición.
Tamgho, el saltador de la cinta blanca en la cabeza e imponente físico, ganador del mundial junior de 2008 y undécimo en su primera gran competición en Berlín 2009, deslumbró en 2010 al llegar como una explosión a la escena atlética internacional, de manera que en el Campeonato del mundo de Doha en 2010 se hizo con el oro batiendo el récord mundial indoor (17,90 metros), y en junio, en Nueva York, llegó hasta los 17,98 metros, que le colocan tercero en el ranking mundial de todos los tiempos.
Su carácter explosivo empezó a hacerse notar, y cansado de los entrenadores franceses, en mayo de 2010 dejó de lado a los Frank Bouchard, Jean-Herve Stievenart y Laurence Bily que le habían acompañado en los años anteriores, y comenzó a entrenar en solitario hasta encontrar un nuevo entrenador. La noticia en septiembre de que el elegido era Iván Pedroso volvió a centrar la atención sobre él, y la unión de la escuela cubana a través de uno de sus mejores saltadores de longitud, y la francesa, a través de su más prometedor triplista, volvió a revolucionar el mundo de los saltos. En el invierno de 2011, Tamgho se proclamó campeón de Europa indoor, y batió de nuevo el récord mundial de pista cubierta llevándolo hasta los 17,92 metros. El camino hacia Edwards, y los dieciocho metros, parecía estar abierto para el francés.
Pero con esa misma rapidez y explosividad llegaron los tiempos duros, y una importantísima lesión de fractura de tobillo en el calentamiento del campeonato de Europa sub 23 de 2011, así como las complicaciones posteriores, le alejaron durante veinte meses del foso de arena, en unos difíciles episodios de lesión, y vida de nómada y proscrito por malos comportamientos, que le llevaron a estar sancionado seis meses por la federación francesa tras un lamentable capítulo de peleas con una compañera.
Pero como la letra de un rap, Tamgho, chico duro, no va a rendirse tan fácil. Este año ya ha llegado a 17,47 (tercero en el ranking mundial del año tras Pedro Pichardo y Christian Taylor) y pese a que aún es una incógnita si su regreso tiene ciertas garantías tras una lesión tan grave, su técnica y sus condiciones no dejan de ilusionarnos en que pueda recuperar su nivel anterior y en un futuro le veamos pelear por derribar esa barrera de los dieciocho metros que sólo Jonathan Edwards en tres competiciones, y Kenny Harrison en los Juegos Olímpicos de Atlanta han podido superar.
Tras no participar en la temporada de pista cubierta, el francés debutó a finales de marzo con una marca de 16,76 en Bron, que confirmaba la gran noticia de su regreso. En junio, ya en el escaparate de la Diamond League, fue tercero en Roma con 17,01, y desde ahí no ha dejado de progresar al tiempo que se ha afianzado entre los 17,40 y 17,50 metros: 17,30 el 15 de junio en Besançon; 17,47 el 30 de junio en la prueba de la Diamond League de Birmingham dónde terminó segundo; 17,40 el 4 de julio para acabar también segundo en Lausanne; y 17,49 ventosos este fin de semana para proclamarse campeón de Francia de triple en dura lucha con su compatriota Yoann Rapinier (Francia, 29.09.1989) que fue segundo con su mejor marca personal de 17,45, y que le acompañará dentro del equipo francés.
Enemigos, ahora nuevos, ahora más jóvenes que él, no le van a faltar en un mundial de Moscú, que si esta vez consigue reunirlos a todos, promete ser espectacular. EEUU ha dominado las últimas competiciones, y Christian Taylor (Estados Unidos, 18/06/1990), ganador del oro en el pasado mundial de Daegu y en los recientes juegos de Londres, es el hombre a batir (17,96 PB / 17,66 SB), de manera que pese a que no es líder mundial ya ha ganado la Diamond League en Doha, Roma y Birmingham. Junto a él, Will Claye (Estados Unidos, 13.06.1991), que compagina la longitud (bronce en Londres) con el triple salto, dónde ha sido plata en Londres y ganador del mundial indoor de 2012. Este año ha saltado lo mismo que Tamgho (17,62 PB / 17,47 SB).
La escuela cubana presenta a Pedro Pichardo (Cuba, 30.06.1993) quién es ahora el aire fresco, y tras su victoria en el mundial junior del año pasado, ya es líder mundial del año (17,69 PB) y ganador de la prueba de la Diamond League de Lausanne. A su lado, su compañero de entrenamiento Ernesto Revé (Cuba, 26.02.1992), que este año ha hecho su mejor marca personal que le coloca quinto en el ranking mundial del año (17,46 PB). Junto a ellos, el italiano Daniele Greco (Italia, 1.03.1989), cuarto en Londres (17,47 PB, 17,13 SB), o el veteranísimo Fabrizio Donato (Italia, 14.08.1976), bronce en Londres, pero que tras unos problemas físicos acaba de regresar a la competición con unos 16,86 metros que aún ponen en duda su participación mundialista; e incluso Aleksey Fedorov (Rusia, 25.05.1991), exponente de la escuela rusa actual y reciente ganador del europeo sub 23 de Tampere (17,19 PB 17,13 SB).
La música continúa sonando muy fuerte, como el ritmo al que siguen latiendo los barrios de París y el corazón caliente de Teddy Tamgho, que tras lesiones y sanciones, ha ido acumulando ansias de salto y ganas de demostrar muchas cosas. Los aficionados, tres años después de aquella fulgurante revolución, seguimos cruzando los dedos para que el estado físico acompañe al explosivo francés, al tiempo, que en las antípodas del estilo, seguimos recordando al tranquilo Edwards, con esa sensación de ilusión de que un récord mundial pueda volver a caer, al tiempo que convertimos la nostalgia en mito, y quién sabe si hay suerte, y pronto podremos transformar la juventud en historia.