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Jaume Leiva es un maratoniano innato, pero se dio cuenta hace pocos años. Viene de ser el mejor español en la Marató de Barcelona, que para él ha sido un aliciente para seguir mejorando a pesar de haberse quedado a unos pocos segundos de todo un Campeonato del Mundo. Su trayectoria ha dado mucho que hablar y ha encendido una chispa de esperanza en la maratón española. Para él, el paso a las distancias superiores no fue una cuestión de kilómetros, sino de cabeza, y no fue una transición divertida. Con todos ustedes, Jaume Leiva:

Primer español en la Marató de Barcelona y con marca personal (2:13.41) pero a pocos segundos del mundial de Moscú. ¿Cómo ves tus opciones de cara al Campeonato del Mundo?

Me quedé a sólo once segundos de la mínima, y la sensación es un poco de incertidumbre. Aún quedan por correr prácticamente todos los atletas españoles, y habrá que ver las marcas que hacen: yo espero que salgan muchos con buenas marcas, que saliera un equipo potente para el mundial, eso sería muy bueno para el atletismo español. Tampoco podemos darlo todo por descartado, ya que la mínima IAAF (2:17.00) sí que la tengo, aunque luego la española pone unos requisitos y habrá que ver lo que deciden. A veces se decide llevar sólo a atletas con mínima RFEA, pero hace un par de años dejaron gente atrás por temas como no considerar que fueran lo suficientemente competitivos. Esperemos que eso no suceda, sería una lástima porque hay que valorar el esfuerzo que hacemos los atletas. En cualquier caso, habrá que esperar a que corra todo el mundo y a ver lo que dice el director técnico de fondo.

Jaume Leiva BeatoDe la Marató de Barcelona te llevaste una buena marca, pero no fue ni mucho menos la carrera ideal. ¿Cómo viviste esos 42 kilómetros?

En esta ocasión llegaba con mucha ilusión y con mucha tranquilidad, no como el año pasado que llegué bastante presionado y con nervios. La gente, se esperaba mucho de mí, todo lo que se decía por redes sociales… y este año en cambio ha sido todo al revés: estaba muy tranquilo, había hecho una buena preparación y sabía que tenía una buena marca en las piernas. A veces la maratón es así de cruel, tiene que salir todo a la perfección para poder hacer un gran registro.

Salimos muy bien desde el principio. Además la organización me había puesto tres liebres, y esa seguridad de que alguien te lleve a ritmo y no te tengas que preocupar de nada no la tienes en todos lados. Tuvimos un pequeño contratiempo ya que mi primera liebre, Pablo Villalobos, no se encontró del todo bien y sólo me pudo llevar hasta el kilómetro 12, aunque a la perfección eso sí: su ritmo era continuo y entre 3:06 y 3:08 por kilómetro, lo que habíamos pactado. Yo iba muy cómodo, y cuando se retiró Pablo me quedé con la segunda liebre, mi compañero de entrenamientos Mohamed Benmarka. Entre él y el keniata, la tercera liebre, me fueron llevando, y fuimos perfectos hasta el paso por la media en 1:06, justo lo que tenía pensado.

A partir del kilómetro 20 noté que Moha me dejaba con el keniata, y yo también empecé a notar el suelo más mojado y que las piernas no iban tan bien como deberían. Supongo que sería el frío del agua, y que tenía los gemelos más cargados de lo normal. Seguí detrás del keniata e hicimos un gran parcial entre el 20 y el 25, el más rápido de la carrera con kilómetros por debajo de los tres minutos aunque con algunos cambios de ritmo: empecé a hacer la goma y fue un tramo irregular. Yo no podía hacer otra cosa, tenía que ir detrás de él e intentar acabar la maratón de la mejor manera posible. La última liebre se retiró cuando entramos en la Ronda Litoral, en el kilómetro 30 antes de llegar a las torres Mapfre. Me quedé solo, en tierra de nadie y empecé a notar mucho el viento.

Ahí fue cuando le diste caza al pobre Mutai…

Poco después de quedarme solo vi un keniata que se quedaba, estaba muerto y me fui a por él. No pudo engancharse, y a mí me esperaban por delante diez kilómetros en solitario con molestias en los gemelos. Tuve cuidado de no apretar porque podía empezar a sufrir dolores fuertes en cualquier momento y tener que retirarme: tuve que pisar el freno para ir más cómodo. Fue un momento de mucha impotencia, porque fisiológicamente iba muy bien, y eso es algo que no suele pasar en una maratón, pero muscularmente iba mal de gemelos y si corría más de la cuenta me podía romper.

Sentí mucha rabia en ese momento, porque en la bajada de Laietana pensé que podría arañar algunos segundos y todo lo contrario: noté que podía llegar a tener calambres y encima llegaba la parte dura del recorrido. Ahí cambié de ritmo, porque veía que había perdido muchos segundos: en diez kilómetros había perdido muchísimo y me tocó sufrir en la última parte. Sufrí mucho, y me daba igual si me rompía o no. Fue una pena no haber podido hacer una mejor marca, me vi para correr en 2:11, estaba muy bien preparado.jaumecambrils

Al final me llevo muchas cosas positivas de Barcelona: la marca personal, el quinto puesto, ser el primer no africano pero, sobre todo, ver que tengo mucha mejora por delante. Esta maratón me ha dado motivación para entrenar más e ir escalando en los ránkines.

Hace cuatro o cinco años tu nombre comenzó a aparecer por lo alto de los ránkines y tu nivel de marcas en ruta subió como la espuma. ¿Has encontrado tu sitio en la maratón?

Gran parte de la culpa de todo esto la tiene mi entrenador, Domingo López. Yo empecé en categoría juvenil, con 16 años, y tampoco despuntaba especialmente. A nivel catalán siempre estaba entre los cinco mejores en fondo y campo a través, pero estaba muy lejos de los atletas punteros a nivel nacional. Mi entrenador siempre me dijo que, si mi objetivo era llegar a ser atleta profesional y seguir corriendo mucho tiempo, teníamos que ir poco a poco y no quemar etapas de joven. Y así ha sido. La mayoría de los que me ganaban en categorías menores desgraciadamente ya no están: cuando llegas a senior, la dedicación, el sacrificio y los sufrimientos cambian, ya no compites con edades, aquí ya está lo mejor de la élite y te toca competir con ellos.

En tu caso, el salto de calidad en los últimos años ha sido espeluznante…

Este salto de calidad lo di precisamente un año en que tuve problemas personales. Empecé a desmotivarme, no tenía razones para seguir haciendo las pruebas de siempre: estaba bastante cansado del 5.000 y del 10.000 y además pasé unos meses con depresión. Cogí una alopecia muy fuerte en todo el cuerpo, se me cayó todo el pelo y fueron en general momentos muy duros. Por suerte, una de las virtudes que siempre he tenido es la capacidad de sacrificio, de intentar mejorar y ser feliz con lo que hago, y en este caso toqué la tecla correcta. Lo conseguí, sobre todo, gracias a mi mujer y a mi familia, que siempre me apoyan y están a mi lado: le comenté a mi entrenador que quería probar en ruta y en maratón.

El cambio fue algo precipitado, yo sólo tenía 25 años cuando hice la primera media maratón, y en general no éramos partidarios de empezar tan joven pero yo necesitaba ese cambio de motivación en la cabeza. Hice la primera media en mi ciudad, y fue ideal porque quedé tercero (1:07.47) por detrás de dos atletas punteros: Rafa Iglesias y José Carlos Hernández. Después llegó Sevilla, mi primera maratón, eso sí que fue un punto de inflexión bastante fuerte porque no la habíamos preparado con muchos kilómetros pero aún así debuté con buena marca (2:16.27). Ahí metí la cabeza en el mundo de la larga distancia, y encima me encantaban los entrenamientos. Esa ha sido la clave, la cabeza, hacer algo nuevo y poder mejorar día a día.

Este verano, además de un posible mundial en Moscú, hay varias competiciones. Después de haber rebajado tu marca en Barcelona, ¿cómo encaras el resto del verano?

En cuanto acabé la maratón sabía que me iba a coger unas vacaciones, y he estado diez días en Estados Unidos con mi mujer, disfrutando. Por supuesto, no he entrenado porque después de una maratón hay que descansar bien. Ahora pensaremos en el Campeonato de España de media maratón, es en junio en Albacete y allí sí que me gustaría volver a estar en el pódium con los mejores de España e incluso intentar revalidar título. Ese será el objetivo principal de la segunda parte de la temporada, ahora mismo no pienso en el mundial de Moscú, eso creo que va a estar muy difícil. Si viene, me llevaré una gran sorpresa y genial, espectacular, será un premio a todo el esfuerzo pero por ahora lo estamos enfocando todo a la media maratón.

Antes del nacional correré la media de San Sebastián, en mayo, que será un pequeño test para ver cómo vamos hacia Albacete. Cuando pase el nacional, me gustaría ponerme un poco más rápido y mejorar mi marca de 5.000 en el campeonato autonómico de Catalunya, haciendo cositas rápidas.

Como corredor de ruta, vives cerca de la faceta popular del atletismo, que estos días es un valor en alza. ¿Cómo ves la cercanía entre el atletismo y la gente?

El atletismo popular ahora mismo está viviendo los momentos más dulces que se pueden vivir. Es como los conciertos, hace poco me dijeron que las inscripciones para la Cursa Bombers se habían acabado en doce horas. Esto anima mucho, yo soy una persona que disfruta compartiendo sus entrenamientos y experiencias con la gente. Además soy entrenador personal y siempre intento hacer cosas comunes. Lo hago porque me encanta, el ánimo que te da la gente es gasolina para seguir motivado: es algo que también ayuda, lo necesitamos en estos tiempos y si es algo tan fácil como correr… mejor.

OSCARROCHE

¿Y el atletismo profesional?

El atletismo profesional es otra vida, otro mundo, se necesitan muchas horas y sacrificio para llegar a las medallas internacionales y ahí sí que estamos pasando los peores momentos. Ojalá esto cambie a nivel técnico con la llegada de Ramón Cid, pero faltan empresas colaboradoras y gente que crea en nosotros y nuestro esfuerzo diario. Es muy bonito ver decenas de miles de corredores llenando la ciudad, pero nosotros también damos espectáculo: correr a 3 minutos el kilómetro no es fácil, requiere mucho trabajo y eso no se valora para nada en este país, el sacrificio que hacemos los atletas. Acabo de volver de Estados Unidos y allí la filosofía es distinta, también en los países del norte donde apoyan mucho los deportes individuales, hay sponsors y facilidades para los jóvenes.

¿Y aquí en España?

Aquí no es así, yo soy campeón de España de media maratón, me ha costado mucho llegar donde estoy y todo este año me he estado costeando el mantenimiento. Si no fuera porque mi masajista, Bartolomé Serrano, lo hace desinteresadamente, no he tenido que pagarme los masajes. Yo creo que es un poco triste que alguien que representa a un país tenga que estar sin una beca de servicios, ya no digo de dinero. Hay pocos apoyos y es necesario que la gente vea que vale la pena seguir luchando y seguir entrenando.

A mí este deporte me gusta mucho, soy muy sufridor, por los chavales que vengan detrás lo irán dejando aunque sean punteros: verán que no hay facilidades y que la federación no les apoya. En otros países, en cambio, vemos que año tras año siguen saliento atletas con muy buenas marcas, pero en España no es así.

Jaume, muchas gracias por tu tiempo y mucha suerte.

Muchas gracias a vosotros.

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Fotos | www.jaumeleiva.com

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