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Se retira el padre más fuerte del mundo
Dick Hoyt, abnegado padre, se ha pasado los últimos 36 años de su vida compitiendo en maratones, Ironman, medias maratones, etc. La particularidad de Dick es que siempre ha competido acompañado de su hijo Rick, que tiene parálisis cerebral. El dúo es conocido por el nombre de «Team Hoyt» y su valor, perseverancia y amor mutuo los ha llevado a ser portada de todos los medios de comunicación estadounidenses y de medio mundo.
Pero Dick, a sus 73 años, ha dicho basta y ha anunciado que la maratón de Bostón será la última de su carrera deportiva. «Va a ser increíble, ésta será nuestra 32ª edición de la maratón de Boston. El año pasado no fuimos capaces de cruzar la línea de meta debido a los atentados, nos detuvieron en la milla 25. Pero este año vamos a estar ahí, vamos a conseguir cruzarla por última vez, va a ser muy emotivo».
Ningún desafío ha sido demasiado para ellos, ningún obstáculo ha sido lo suficientemente alto. Han hecho Ironman, maratones, cruzado el país compitiendo en más de 1000 carreras, pero llegó el día de la despedida. Dick no descarta que quizá en un futuro su hijo vuelva a correr con otra persona llevándolo, pero el tandem padre-hijo llega a su fin.
La historia de lucha de Rick Hoyt comenzó hace 51 años, cuando fue diagnosticado con parálisis cerebral después de que al nacer su cordón umbilical quedara retorcido alrededor del cuello. Los médicos le dijeron a sus padres que nunca lograrían hablar con él y que nunca caminaría. Le recomendaron dejarlo en una institución para su cuidado, pero decidieron educarlo como a un niño normal. Tenían la esperanza de que algún día pudieran lograr comunicarse con su hijo.
Judy, la madre de Rick, se pasó años enseñando el alfabeto a su hijo con parálisis. El niño fue respondiendo a los constantes estímulos. Lo trataron como a sus otros dos hermanos y si iban de picnic, a la piscina, o a jugar al hockey, él siempre estaba allí con ellos. A los 11 años, y a través de un equipo electrónico, lograron comunicarse con su hijo y descubrieron que era inteligente. Por medio de este sistema lograron que acudiera a una escuela pública y logró graduarse en la Universidad de Boston en 1993. Llegó a ser miembro de dicha Universidad, en la que llegó a trabajar.
La historia deportiva de esta ejemplar pareja da comienzo en 1977, cuando Rick le pidió a su padre participar en una carrera de 5 km que recaudaba fondos para un joven que era jugador de lacrosse y se había quedado paralítico. Dick era un capitán de 37 años en la Guardia Nacional Aérea, pero no había entrenado en más de 18 años y nunca había corrido más de una milla. Además, la silla de ruedas de su hijo, que por aquel entonces tenía 15 años, era un auténtico tanque. Compitieron por primera vez juntos y al acabar la prueba el hijo le dijo a su padre: «Papá, cuando corro no me siento una persona discapacitada«. Y siguieron compitiendo hasta ahora.
Han sido 1091 pruebas: 247 triatlones (de ellos 6 Ironman y 7 medio Ironman), 70 maratones (31 en Boston), 216 carreras de 10 kilómetros y 150 de 5 km. A ello hay que añadir medias maratones, duatlones, 10 millas, 20 km… La carrera número 1000 la completaron oficialmente en la maratón de Boston del año 2009, la prueba preferida de ambos. En las últimas ediciones, para entorpecer lo menos posible al resto de atletas, salían delante del grupo de cabeza y solían ser sobrepasados por los principales atletas en la mitad del recorrido. La retransmisión televisiva siempre esperaba ese momento para poner un primer plano de ellos y comentar su titánico esfuerzo. Boston no es una maratón llana y subir «Heartbreak Hill» no es tarea fácil. Además, en las primeras ediciones les pedían tiempo para clasificarse, igual que al resto de corredores.
Los tiempos registrados demuestran que el nivel atlético de Dick es excelente. Tiene un registro personal de 2h40:47 en maratón y completó el Ironman en 13h43:37. Los entrenamientos los hacen juntos, pero los problemas físicos del hijo hace que en muchas ocasiones el padre tenga que entrenar solo. Cuando esto sucede, hace entrenamientos con cargas en la silla de correr. Estos entrenamientos duros le permiten hacer hazañas sobrehumanas, pero no está exento de contratiempos. En un Ironman necesitó ayuda médica y estuvo en la sala de emergencias durante 5 horas.
Pero en el largo camino desde que se iniciaron en el deporte no todo han sido alegrías. Han tenido algún susto y también críticas. En febrero de 2003, Dick Hoyt sufrió un ataque al corazón sin saber que había sucedido. Después de competir consecutivamente varias semanas, Dick decidió ir al hospital debido a un molesto cosquilleo en la garganta y las pruebas médicas mostraron que tenía 95% de obstrucción en una arteria y 85% en otra. Esto ocurrió tan sólo 3 semanas antes de la maratón de Boston, donde tenían pensado competir en la que iba a ser la 22ª maratón de Boston consecutiva. Desgraciadamente no pudieron competir ese año pero Dick continuó compitiendo tan pronto se recuperó.
Tampoco han estado exentos de críticas. «Cuando empezamos a correr en carreras populares, no eran pocas las llamadas y cartas que recibía de otras familias que tenían personas con discapacidad a su cargo y que estaban muy molestos. Recuerdo especialmente uno que me acusó de ‘arrastrar’ a mi hijo por las carreras buscando mi propia gloria», decía Dick Hoyt. «De lo que no se daban cuenta es que era él el que me arrastraba a mí en todas esas carreras«.
Hoy Fundación del Team Hoyt recauda dinero y ayuda a personas con discapacidad suministrando sillas con ruedas especializadas, equipos avanzados de comunicación, etc. Pero además del valor deportivo hay otro mucho más importante, que es el humano. Resumen su filosofía de vida con la frase «You Can» (Tí puedes) y han hecho creer a muchos que todo es posible. Los reconocimientos que han recibido han sido constantes. El padre, ya retirado, dedica buena parte su tiempo a dar conferencias y les han construido una estatua junto a la línea de salida de la maratón de Boston.