David Rudisha, plusmarquista mundial de 800 metros con 1:40.91 y -prueba a prueba- una de las mayores estrellas del atletismo contemporáneo, ha abierto la temporada 2012/2013 en Nairobi corriendo los 400 metros en 45.15.
No creo que esa marca pille por sorpresa a ningún aficionado; ni siquiera teniendo en cuenta que ha sido su primera carrera del año. En atletismo dos más dos no son cuatro, pero si sacas la calculadora, que viene a ser la prueba del algodón, no engaña. Hace muchos años que David Rudisha, a tenor de su rendimiento, está cualificado para obtener una marca sub 45. Cuando quiera, si quiere.
De hecho, un tipo que suele pasar por la campana de un ocho en 49 segundos pelados y aún da el segundo giro entre 51 y 53, lleva en las piernas, obviamente, un crono brutal en la vuelta a la pista; mucho más brillante que ese 45.15 y desde luego que el 45.50 que poseía como mejor marca personal hasta el presente fin de semana.
Si a esto se añade la altitud de Nairobi (1.600 metros sobre el nivel del mar), la todavía tierna edad del protagonista (24 años) y la genética de cuatrocentista que atesora (su padre fue medalla en relevos 4×400 en los Juegos de México-1968), lo raro es que Rudisha no haya corrido aún en, por decir algo, 44.75. Tal vez porque se prodiga pocas veces, aparte de su habitual incursión en primavera. Seguramente, un Rudisha en la forma sublime del verano y con entrenamiento específico, es capaz de correr los 400 metros en una marca que preocuparía a los ocho o diez mejores cuatrocentistas del mundo.
En la historia del atletismo ha habido 2 especialistas de 800 por debajo de 45 en el cuádruple hectómetro: Alberto Juantorena (44.26, 1:43.44) y Mark Everett (44.59 y 1:43.20). El primero resiste perfectamente la comparación con el contemporáneo Rudisha: ambos son fuertes, elegantes, competitivos, de los que siempre dan la cara. Por lo demás, el origen como velocista del cubano explica su impresionante marca personal en 400 metros y ese relativamente pobre desempeño en la distancia superior. Pero el segundo no sale tan bien parado de la puesta en común. Su prestación de 44.59, obtenida en 1991, asombró a propios y extraños e incluso, fugazmente, llegó a situarle como favorito a batir el mítico tope de Sebastian Coe (1:41.73), récord al que finalmente no se acercó ni en broma. Nunca llegó Everett a las cotas que prometía.
Por lo que respecta a los ochocentistas contemporáneos, sin duda el que parece más dotado para la velocidad es el adolescente Nigel Amos, segundo en los Juegos Olímpicos de Londres, y autor de un registro de 45.66 el pasado mes de marzo. Por cierto, su destartalada forma de correr recuerda un tanto al mencionado Everett.
En cualquier caso, la mejor versión de Rudisha ya está en las pistas. Su próxima carrera será en Doha el viernes que viene, en los 800 metros. Un buen tiempo en 400 no tiene porqué coincidir en tiempo y forma con una gran prestación en el ocho, salvo que te llames Juantorena, y por tanto a estas alturas no se espera nada supuestamente más rápido que 1:43.00 (como mucho, peligra el récord de 800 metros del mes de mayo que tiene el inglés Peter Elliot, desde 1990, con 1:42.97). Pero habrá que seguir el debut del campeón olímpico en su distancia favorita. Por lo pronto, en Emiratos no lo tendrá igual de fácil que este fin de semana en el Sports Centre de Nairobi, donde el segundo clasificado llegó a años luz, en 50.70…