Ruth Beitia es de plata. En muchas otras ocasiones ha sido de oro, pero hoy ha tocado plata. La cuarta que gana en un europeo de pista cubierta en su dorada carrera. A poco ha sabido el segundo puesto que ha conseguido la cántabra con 1.94 metros, sin nada que hacer ante la imparable litauana Airine Palsyte que ha saltado dos metros y un centímetro.
La discípula de Ramón Torralbo, la mitad de sus éxitos, empezaba muy sólida su concurso mientras sus rivales mostraban signos de flaqueza: los problemas han llegado en el 1.96 metros, altura en la que Beitia no ha conseguido encadenar esa nueva carrera lanzada. Mientras tanto, Palsyte saltaba más que nunca y más que nadie para ser la nueva campeona europea: el año pasado, en Ámsterdam, fue segunda detrás de Beitia.
«Estoy muy contenta, ha ganado la mejor«, ha dicho la cántabra sin perder un momento su sonrisa, y rindiéndose ante la evidente superioridad de la lituana. «Este año ha sido la que ha dominado el ránking, pero yo he saltado también bien«, decía entre risas. La cántabra se ha mostrado «muy contenta» con su medalla.
No busca excusas, pero sí explica que arrastraba unas pocas molestias en esta competición: «Me quedé con la cadera izquierda un poco tocada, tenía el sartorio un poco tocado», ha dicho. La cántabra consigue de esta manera su cuarta plata europea indoor después de las de Madrid (2005), Turín (2009) y París (2011). Es la primera medalla que consigue España en este euroindoor de Belgrado, después de que ayer Orlando Ortega fuese séptimo en las vallas.
Peleteiro resucita y el 800 promete
«Hay Ana para rato». Ana Peleteiro ha dejado atrás más de cuatro años de sinsabores y está lista para quitarse la losa de la eterna promesa. Ha sido quinta en Belgrado, con unos 14.13 metros que hasta hace un mes parecían impensables. «El maldito último salto«, es el lamento que repite también en zona mixta: ha saltado mucho (según le ha dicho Teddy Tamgho, por encima de su marca de ayer) pero ha metido una uña en la tabla y ha sido nulo.
Y si Ana Peleteiro ha dejado una promesa de un gran aire libre, el 800 ha dejado una promesa de una o varias medallas.
Esther Guerrero, Kevin López, Daniel Andújar y Álvaro de Arriba han conseguido pasar a sus respectivas finales de 800 metros.
Jóvenes y ambiciosos
Son jóvenes y tienen muchos campeonatos de Europa por delante, pero eso no hace menos amarga una medalla de chocolate o sucedáneos. Marc Alcalá ha sido cuarto en los 1.500 metros después de haber sido recalificado, Ana Peleteiro ha sido quinta y Lucas Bua y Samu García han sido quinto y sexto, respectivamente, en una final de 400 metros que prometía algo más.
Ana Peleteiro entraba en acción mientras Ruth Beitia construía su medalla de plata: empezó el concurso con unos potentes 14.13 metros, pero su ansia por alcanzar los metales se fue diluyendo en nulos y saltos más cortos. El último nulo, según el francés Teddy Tamgho, pudo superar los 14.30 metros. «Hay Ana para rato este aire libre» decía la gallega que no parece la misma de hace unas semanas. Tras años de atasco, Peleteiro ha encontrado el caldero de oro en Guadalajara y ahora se ve capaz de todo.
Medalla de chocolate para el hombre que tuvo que ir a los despachos tras un fallo ajeno a él y a su capacidad deportiva: Marc Alcalá salió valiente, en cabeza de la prueba, y tan sólo tuvo que lamentar que el resto de atletas corrieron más que él en la última vuelta. En su año de confirmación, el catalán terminó cuarto en la final de 1.500 metros en una carrera a ritmo sostenido en la que Llorenç Sales también dio la cara para terminar en novena posición.
Medallas al honor y al valor pero no en el podio para Lucas Bua y Samuel García. «Un infierno de final«, según decía el canario, el único de los dos que podía hablar después de la ‘pájara’ de una carrera loca de principio a fin. No consiguieron buenos resultados en las semifinales y salieron por las calles interiores, «ahí no se puede ser competitivo», lamentaba Samu.El toledano intentó ser ambicioso y colocarse bien en la lucha por la calle libre, mientras que el canario salió reservón y lo fió todo a su sprint final. Los dos llegaron a meta con el mismo tiempo, quinto y sexto, respectivamente.