Todo aquél que disfrute de las carrera de fondo, tiene una cita con el británico Mohammed Farah en los próximos mundiales de Pekín: el de Mogadiscio desembarca en la ciudad china con un cuarto doblete imposible entre las cejas. Con ganas de levantar los brazos en forma de corazón, de ‘M’ o de lo que sea, en la meta del 5.000 y del 10.000 metros por cuarta vez en su carrera: lo hizo en Londres, en Moscú y en Zurich, y el próximo objetivo de este corsario del fondo es proclamarse doble campeón mundial en Pekín. ¿Lo conseguirá?
No es la primera vez en que nos hacemos esta pregunta. Farah ya llegó como un tiro a los mundiales de Daegu, en 2011, en plena eclosión de la que ahora es sin duda la gran estrella del fondo mundial: había firmado el que hasta la fecha es su récord personal en diez mil metros (26:46.57) y había roto la barrera de los trece minutos en la media distancia, y el doblete se le escapó por poco, ganando el 5.000 pero sucumbiendo ante el sprint del etíope Ibrahim Jeilan. Fue una gran decepción para Mo Farah, perder una carrera tomando de su misma medicina, pero fue un punto de inflexión: desde entonces no ha llegado segundo en un gran campeonato internacional.
Un año después, fue doble campeón olímpico de las dos pruebas en Londres, ante su gente. Doblete que volvió a repetir en 2013 en el mundial de Moscú. Operación que reprodujo con precisión de cirujano en el campeonato de Europa de Zurich. En la capital británica, sus víctimas fueron Galen Rupp (10.000) y Gebremeskel (5.000), en Moscú fueron Gebrhiwet (5.000) y Jeilan (10.000) y en Zurich unos blanditos Ibrahimov y su compatriota Andy Vernon.
Siempre la misma estrategia: dejar hacer a los demás y arrancar a falta de una vuelta con esa zancada imposible para llegar a meta y hacer la ‘M’ con los brazos por encima de la cabeza. En Londres, por ejemplo, la última vuelta de su 5.000 fue de menos de cincuenta y tres segundos. Una escena que se ha reproducido en los últimos tres grandes campeonatos (europeo, mundial y Juegos Olímpicos) y que amenaza con convertirse en una tradición.
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¿Lo conseguirá este año en Pekín? ¿Se convertirá en el primer atleta de la historia en conseguir estos cuatro dobletes seguidos, y ser uno de los pocos que ha conseguido revalidar uno a nivel mundial? El británico nacido en Mogadiscio parece no tener límites, pero lo cierto es que este año no todos los números hablan a su favor: con sus 26:50.97 minutos de este año en los diez kilómetros le vale para ser la mejor marca de los inscritos, muy por delante por ejemplo del correoso etíope Imane Merga o de su compañero Galen Rupp (no ha bajado de 28 minutos este año). Los otros dos atletas inscritos que han bajado de los 27 minutos son los keniatas Paul Tanui (26:51.86) y Geoffrey Kipsang Kamworor (26:52.65), y los dos ya mordieron el polvo hace unos meses en el Prefontaine Classic de Eugene.
Parece que el oro no debería ser complicado para Farah en el 10.000, teniendo en cuenta no sólo la falta de grandes marcas sino la total ausencia de grandes sprinters capaces de hacer frente a sus últimas vueltas ganadoras. Pero las cosas cambian en los cinco kilómetros: este año están todos los gallos en el corral, y aunque Farah es uno de los grandes especialistas, con sus 13:11.77 todavía no ha demostrado un gran estado de forma en esta prueba. En la línea de salida tendrá a Imane Merga, al turco Ali Kaya y a todos los rivales de años anteriores con ganas de venganza: Kejelcha, Gebrhiwet, Gebremeskel, Koech, Soi... ¿Será suficiente el sprint de Farah?
Mo Farah sigue teniendo el sprint de largo alcance más temible del fondo mundial: recordando al mejor Bekele, pero con más zancada, suele arrancar a falta de 400 metros y sálvese quien pueda. Una cualidad que por el momento parece no haber perdido a pesar de haber enfocado sus entrenamientos ligeramente hacia el medio maratón, donde hace unos meses bajaba de la hora y se llevaba para casa el récord continental de Fabián Roncero. Y le quitaba el récord continental de 1.500 metros a Fermín Cacho en su tiempo libre. También se ha encontrado con la sospecha del dopaje, a rebufo de su entrenador, Alberto Salazar, cortesía de la BBC.
Lo cierto es que en Pekín Farah tendrá la oportunidad de hacer historia: hasta ahora ningún fondista ha conseguido revalidar una doble corona como la que consiguió el británico en Moscú, en 5.000 y 10.000 metros: Bernard Lagat, por ejemplo, ganó el 1.500 y el 5.000 en Osaka (2007), pero en Berlín se quedó con una plata y un bronce. El gran Gebreselassie nunca consiguió un doblete de este estilo en un mundial de aire libre (sí lo hizo en Maebashi en pista cubierta, en 1999) y Kenenisa Bekele lo consiguió en Berlín en 2009 pero aquellos fueron sus últimos mundiales (por el momento). Fuera del fondo, cómo no, el espejo es Usain Bolt, y antes que él Carl Lewis, y en medio Michael Johnson.
El reto, por tanto, está claro: entrar de cabeza en la historia del fondo mundial. Hacer la ‘M’ otras dos veces, y que sea en el Nido del Pájaro el que lo vea. Y que nadie le estropee la fiesta.