Tras unas temporadas alejada de su mejor nivel, Yelena Isinbayeva ha vuelto a coger la pértiga para alzarse más alto que nadie. La saltadora rusa abrió su temporada hace unos días en la localidad polaca de Bydgoszcz con una victoria, y con su tercer oro olímpico en el horizonte de Londres.
Volvió, y a lo grande, la reina del salto con pértiga, en el Pedro’s Cup de Bydgoszcz y con maneras de gran campeona: comenzó la competición en 4.68 metros, la sorteó al segundo intento y terminó la competición al no ser capaz de superar la siguiente altura. La mejor pertiguista de la historia vuelve a la carga, reclamando su trono tras dos años de amargas derrotas y sinsabores en escenarios donde antes ganaba con insultante facilidad. No pudo pasar de la sexta plaza en los pasados campeonatos mundiales de Daegu, quedándose con la miel en los labios también en el Campeonato del Mundo Indoor de Doha con un descafeinado cuarto puesto. Pero la Zarina parece tener toda la intención de volver a su mejor versión, aquella que le otorgó dos títulos olímpicos, tres mundiales al aire libre y una estratosférica marca de 5.06 metros que aún hoy sigue pareciendo imposible de superar.
La temporada que llega parece la más indicada para resarcirse. A corto plazo, tendremos el Campeonato del Mundo Indoor, en Estanbul, que ya ganara en tres ocasiones y a la que llegará con la espina del cuarto puesto de Doha. A más largo plazo, el Campeonato de Europa, en Helsinki, y como colofón las Olimpiadas de Londres, escenario idóneo para volver a romper todos los límites supuestamente impuestos por la física. No en vano, Isinbayeva ostenta nada menos que las once mejores marcas de la historia de la pértiga femenina, seis de ellas por encima de los cinco metros, siendo la única mujer que ha roto dicha barrera. Cambios de mentor, de lugar de entrenamiento e incluso de técnica han alejado a la rusa de su mejor versión en los últimos años, pero parece decidida a volver a alzarse hasta lo más alto, merced de su incomparable velocidad de aproximación y técnica de inversión en el aire.
DURA COMPETENCIA Y JÓVENES VALORES
Pero nadie dijo que el camino de vuelta al éxito fuese, ni mucho menos, un camino de rosas. Mientras Isinbayeva hibernaba en standby, varias mujeres han ido ubicando el listón cada vez más arriba hasta conseguir ser rivales más que dignas de la zarina. Nombres como los de la brasileña Fabiana Muhrer, campeona mundial en Daegu, o el de las polacas Rogowska y Pyrek, así como la alemana Spiegelburg, suenan con fuerza en los pasillos de la pértiga mundial y no parecen dispuestas a permitir que Isinbayeva vuelva a coronarse sin tener que luchar con denuedo. Lidera el ránking mundial del año la norteamericana Jennifer Suhr, que con una marca personal de 4.92 metros sigue siendo la que más se ha acercado en la historia a los registros de Isinbayeva, destacando también la alemana Silke Spiegelburg, que batió su marca personal hace semanas en Leverkusen, con 4.77 metros.
Isinbayeva tendrá que vérselas también con la nueva sensación de la pértiga mundial. La joven británica Holly Bleasdale, con apenas veinte años de edad, ya ostenta una buena marca de 4.87 metros esta temporada, y terminó segunda en la citada competición de Bydgoszcz con la misma marca que Isinbayeva. La temporada de la pértiga femenina se presenta a todas luces como una de las más emocionantes de los últimos años, con jóvenes valores entrando en la pelea por una corona que, a día de hoy, parece no tener dueña.
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