El récord mundial de Eliud Kipchoge en el maratón de Berlín lo hace merecedor del galardón como mejor atleta del año por delante de Kevin Mayer o Armand Duplantis. La IAAF reconoce también en su gala la versatilidad de la saltadora colombiana, ganadora de la longitud y el triple salto tanto en la Liga de Diamante como en la Copa Continental
El maratoniano de Kenia Eliud Kipchoge y la saltadora colombiana Caterine Ibargüen recibieron este martes 4 de diciembre en Mónaco el trofeo de la Federación Internacional de Atletismo que les acredita como mejores atletas de 2018. Una elección que en un año como éste, sin Mundial al aire libre ni Juegos Olímpicos, resulta más interesante por la ausencia de competiciones de clara referencia y que premió a dos atletas veteranos de 34 años que quizá no vuelvan a tener más oportunidades de levantar este trofeo.
Kipchoge ni siquiera debe explicar sus méritos. Su tremendo récord mundial de maratón conseguido el pasado 16 de septiembre en Berlín justifica por sí solo su elección. Con 2 horas, 1 minuto y 39 segundos, el keniano se convirtió en el primer ser humano que completa los 42.195 metros de forma legal por debajo de los 122 minutos. Rebajó en 1:18 minutos la anterior plusmarca de su compatriota Dennis Kimetto, logrando el mayor recorte a la marca desde 1967, cuando el australiano Derek Clayton podó el crono casi 2 minutos y medio.
O dicho de otro modo, Kipchoge corrió los 100 metros en 17 segundos 420 veces seguidas y sin parar. Su hazaña no tiene comparación con ninguna de sus hazañas anteriores, pese a tratarse de un atleta con un currículum largo: desde su irrupción con 18 años en el Mundial de París 2003 ganando los 5.000 metros a Kenenisa Bekele y Hicham El Guerrouj, dos leyendas, en la que probablemente fue la final más memorable de la historia de los mundiales, a su título olímpico en Río, hasta su victoria en el Maratón de Londres en abril de este año, apunte que sólo redondea su derecho al galardón.
El récord de Kipchoge coincidió en el tiempo con el del francés Kevin Mayer en decatlón. Estaba claro que ese 16 de septiembre era el día más importante del año para el atletismo y que de ahí iba a salir el atleta del 2018.
Sin embargo, sus 9.126 puntos de Talence, que consagraban al galo de 26 años como el sucesor de Ashton Eaton, no han sido suficientes para poder con el impacto del keniano. Los combineros se la juegan casi tan pocos días al año como los maratonianos y en el historial de Mayer hay un punto negro en este verano: sus tres nulos en la longitud del Europeo de Berlín que le apartaron de uno de los objetivos del 2018.
Tres candidatos para el futuro
Menos opciones al título parecían tener el velocista estadounidense Christian Coleman, el vallista catarí Abderrahman Samba y el pertiguista sueco Armand Duplantis.
El norteamericano acabó por fin con el récord del mundo de Maurice Greene en los 60 metros lisos en pista cubierta con 6.34 y coronó el invierno con el oro en el Mundial de Birmingham. En verano le costó arrancar, hasta que en Bruselas se apuntó el título de la Liga de Diamante con la mejor marca del año: 9.79. Sin embargo, después de seis años de este siglo con Usain Bolt llevándose el título a mejor del año, nada parece suficiente ahora para los reyes de la velocidad.
En el verano de sus 23, Samba se ha confirmado como uno de las nuevas estrellas del atletismo al ganar todas las carreras en las que ha corrido los 400 metros vallas, marcando siete de los 10 cronos más rápidos del año y convirtiéndose en el segundo hombre en bajar de los 47 segundos —y primero en el siglo XXI— tras el plusmarquista mundial Kevin Young. Sus duelos con el estadounidense Rai Benjamin —4ª marca de la historia y dos años más joven— son uno de los momentos más esperados de 2019, lo que confirma que Samba tendrá tiempo de volver a luchar por este galardón, como le ocurre al sueco Duplantis.
Con 19 años recién cumplidos, el sueco ha sido el pertiguista que más alto ha volado este año: 6,05 metros para ganar el Europeo de Berlín. Por supuesto, no ha dejado de batir récords sub-20, por lo que la IAAF ha encontrado un comodín perfecto para premiar su desempeño. Se llevó el galardón al atleta emergente del año.
Un récord mundial sin premio
Las chicas han tenido un 2018 más pausado. Sólo la keniana Beatrice Chepkoech, de 27 años, ha conseguido batir con un récord mundial. Eso sí, lo hizo a lo grande: primera mujer en bajar de 8 minutos y 50 segundos en 3.000 emtros obstáculos con 8:44:32, una rebaja de ocho segundos a la plusmarca anterior en la reunión de Mónaco. Pero, en una especialidad relativamente nueva (olímpica desde Pekín 2008) y que aún parece en exploración, este mérito no ha sido suficiente.
La IAAF se ha decantado por la mejor atleta de Latinoamérica, Caterine Ibargüen. Sus méritos se concentran en la versatilidad que demostró en diez días entre agosto y septiembre. Sorprendió al vencer en 24 horas en Zúrich y Bruselas tanto en el salto triple, su especialidad, en la que ha sido campeona olímpica en Río, dos veces campeona mundial al aire libre y ha enlazado hasta 34 victorias seguidas durante cuatro años, como en longitud, en la que nunca se había centrado en la élite.
A los dos triunfos en las finales de la Diamond League sumó una semana después otros dos triunfos para el equipo de América en la Copa Continental de Ostrava, las dos competiciones clave del verano para la IAAF este año.
Ibargüen ha dominado de manera contundente el triple salto en un año en el que ninguna mujer consiguió pasar de los 15 metros; 14,96 metros fue el tope de la colombiana en julio. Nadie fue capaz de hacerle sombra en los tres brincos. En longitud se metió cuarta en el ranking del año con 6,93 metros y logró vencer en las competiciones clave.
Candidatas sin premio
Las otras candidatas al trofeo fueron la belga Nafissatou Thiam, campeona europea, líder del año e imbatida en el heptatlón, además de tercera en el ranking individual del salto de altura; la británica Dina Asher-Smith, reina de los europeos con tres oros en velocidad; y la bahameña Shaunae Miller-Uibo.
Conviene detenerse en el 2018 de la campeona olímpica de 400 metros porque ha ganado en todas sus 15 carreras de cinco pruebas distintas de la velocidad y marcado el tiempo más rápido de la vuelta a la pista desde 2009, con 48.97 en Mónaco. Sin embargo, para la final de la Liga de Diamante se decantó por los 200 metros. No tuvo problema en vencer a las especialistas pero la coincidencia de calendario le hizo desistir de los 400 metros. Quizá el detalle que le faltó para convertirse en la atleta del año.
La vallista que viene
La gala de la IAAF premió también a los mejores atletas emergentes. Si con Duplantis hubo poca discusión, tampoco nadie cuestiona los méritos de la estadounidense Sydney McLaughlin, que a los 19 años consiguió la marca más rápida de los 400 metros vallas con 52.75 y dos récords mundiales sub-20 sin salir del circuito universitario estadounidense.
Un premio español
La Federación Internacional elige estos premios en un 50% a través de las votaciones de su Consejo, en un 25% con los votos de todos los estamentos del atletismo y, en otra cuarta parte, recogiendo las opiniones del público a través de las redes sociales.
España estuvo presente a través del fotógrafo Félix Sánchez, director de fotorunners.es, que subió al estrado a recoger su premio a la mejor fotografía del año por una instantánea del atleta etíope Selemon Barega exhausto tras ganar el Cross de Elgoibar.