El sirope de agave, conocido también bajo el nombre de néctar o miel de agave en las zonas industrializadas, a la hora de endulzar alimentos puede ser una alternativa más saludable que el común azúcar refinado. Y no es la única, en las últimas décadas han ido surgiendo muchas alternativas más saludables al azúcar refinado como el jarabe de maíz, el jarabe de arroz, los jugos de frutas, el azúcar integral o panela, el jarabe de arce…
Su uso como edulcorantes alternativos ha ido creciendo y es cierto que son más nutritivos que las calorías vacías que aporta el azúcar refinado, además, un uso regular de los mismos podría aumentar la ingesta de antioxidantes.
¿Qué es el sirope de agave?
Es un jugo natural y vegetal dulce que se extrae de la penca del agave, una especie de planta del desierto que procede del Caribe y de la América Tropical y que se le conoce como aguamiel por los nativos.
Se puede encontrar en tiendas dietéticas como endulzante ya que la industria alimentaria lo recomienda como sustitutivo al azúcar. Puede ser mejor tolerado por las personas diabéticas ya que al tener un índice glucémico bajo no afecta tanto a los niveles de azúcar en sangre, no afecta tanto a la glucemia como los azúcares refinados.
Se estima que tiene el doble de poder edulcorante que el azúcar común gracias a su composición, un 85% de fructosa y un 15% de glucosa principalmente. Vista la composición es necesario observar que bastará con un poco de sirope para endulzar cualquier comida. Por otra parte, la cantidad de calorías que aporta el sirope de agave es similar a la que puede aportar el azúcar refinado.
Los beneficios del sirope de agave
- Inhibe el crecimiento de bacterias patógenas (salmonella, E. Coli, etc.)
- Disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos, de modo que mejora la metabolización de las toxinas.
- Es rico en vitaminas A, B y B12, además de ser una buena fuente de fósforo, hierro, proteínas y niacina, lo que te permite desintoxicar las arterias por un lado, y aumentar la absorción del calcio y del magnesio por otro, previniendo la osteoporosis.
- Posee un índice glucémico bajo, por lo que a diferencia del azúcar refinado, no producirá una subida muy brusca del azúcar en sangre.
- Contiene fibra dietética soluble, lo que mejora la capacidad de eliminación de grasas y toxinas.
- Estimula el crecimiento de la flora intestinal, siendo bastante beneficioso para aquellas personas que padecen de gastritis, acidez, diarrea y estreñimiento.
¿Es tan bueno como lo pintan?
Aquí podríamos observar la elevada cantidad de fructosa que posee el sirope de agave (un 85%). Cuando se encuentra fructosa en la naturaleza, siempre va acompañada de agua, vitaminas, minerales y pectina, estando mezclada de manera natural con otros azúcares. El problema viene cuando se consume fructosa concentrada o purificada, en el caso de estos productos la fructosa llega demasiado rápido al hígado, de manera que no se puede transformar toda en energía, por lo que el resto se transformaría en grasas que circularían por la sangre antes de su almacenamiento.
Por último, señalar que todas las alternativas al azúcar refinado que hemos mencionado (el jarabe de maíz, el jarabe de arroz, los jugos de frutas, el azúcar integral o panela o el jarabe de arce) incrementan en mayor medida el índice glicémico y, aunque la estevia o la raíz de yacón no suben ese índice glucémico, también es verdad que no poseen tantas propiedades beneficiosas como el sirope de agave.
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