Los hombres y mujeres de entre 18 y 25 años constituyen el segmento de edad prioritario para la industria tabacalera, pues recoge y descubre la mejor manera de revolver los valores de los jóvenes y ganarlos como consumidores. Por eso no es de extrañar que en la mayoría de anuncios se promocione un estilo de vida que evolucione desde la adolescencia hasta un pensamiento adulto e independiente, mostrando chicos fuertes y chicas atractivas, queriendo transmitir un mensaje tipo: fumar no es cosa de niños mimados sino de tipos duros que toman sus propias decisiones.
¿Y tú? ¿Eres vulnerable al tabaco? Si estás enganchado quizás te interesa saber qué es lo que contiene lo que estás fumando y cómo se produce esa adicción que te impide dejar de fumar:
¿Cómo es un cigarrillo por dentro?
- Tabaco reconstituido: esta mezcla de hojas y tallos de tabaco cortados se combina con nicotina pura y amoniaco.
- Tabaco expandido: parte del tabaco reconstituido y se hincha de aire para expandirlo y llenar el cuerpo del cigarrillo.
- Anillos de quemado: cuanto más poroso es el papel, más aire del exterior penetra. Los anillos de quemado son círculos de papel más pesado que actúan como cortafuegos, determinando la velocidad a la que se fuma el cigarro.
- Filtro: se trata de un cilindro de acetato de celulosa que impide la entrada a los pulmones de los carcinógenos que contiene el cigarrillo, pero sólo impide la entrada a unos pocos (de los más de sesenta existentes).
- Orificios de ventilación: se hallan en los cigarrillos light y sirven para diluir el humo y el alquitrán que inhalas pero, en la práctica, esos agujeros se tapan al utilizarlos o se inhala más profundamente.
¿Qué produce la adicción?
- Nicotina: hay tres propiedades fundamentales que influyen en el potencial adictivo de una sustancia o de una conducta: la capacidad de producir el «subidón», el tiempo en que tarda en manifestarse y el malestar que experimenta el sujeto cuando intenta dejarlo. La nicotina presenta una puntuación sumamente elevada en los dos últimos criterios en relación con el primero. Desde un punto de vista químico, la nicotina es similar a un neurotransmisor natural llamado acetilcolina, actúa desbloqueando los mismos receptores nerviosos que abre la acetilcolina en el cerebro, liberando a su vez otro neurotransmisor, llamado dopamina.
- Dopamina: dos de las principales funciones de la dopamina son la motivación y la recompensa, incita a hacer algo y te proporciona un placer que refuerza la acción realizada. Para gente vulnerable que prefiere tomar atajos (nicotina, alcohol, analgésicos, etc.), la satisfacción obtenida puede superar con creces la voluntad de controlarse con mesura. El cerebro se encuentra secuestrado, sin embargo nadie comprende porqué unos sucumben a la tentación con más facilidad que otros.
Terapias de sustitución
Para cerca de un 70% de los fumadores que están intentando dejar de fumar, el síndrome de abstinencia es lo peor.
En vista del fuerte componente bioquímico de los efectos de la nicotina, no es de extrañar que existan medicamentos capaces de disminuir esa adicción, sin embargo, los medicamentos no bastan y existen varios desencadenantes que pueden influir en la recaída, como el alcohol, los cambios de ánimo y la presencia de otros fumadores.
Una clara alternativa son las terapias conductuales cognitivas que ayudan a combatir los pensamientos distorsionados que caracterizan a las mentes adictas. Se debe ser consciente de que se está poniendo en peligro la vitalidad y salud, no sólo de uno mismo sino de la gente que te rodea y que inhala las toxinas que dejas a nuestro paso.
Si alguna vez lo has dejado y has recaído, retoma ese hábito tan saludable: acude a un especialista y líbrate de malos humos.
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La Kinesiología Holística es una herramienta muy útil para que el proceso de dejar de fumar sea más llevadero. Utiliza técnicas de valoración y tratamiento para que la ansiedad que supone dejar de fumar sea menor.