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Cualquier deporte o reto tiene un componente mental importante. En especial la carrera de larga distancia puede estar condicionada por los pensamientos que tenemos mientras se desarrolla, por cómo procesamos la información que vamos teniendo de nuestro organismo y nuestro ambiente.
Es más habitual de lo que nos pensamos que corredores que han preparado muy bien un desafío lo hayan echado a perder por prestar excesiva atención a sensaciones negativas. A partir de aquí es fácil entrar en una espiral que limita nuestro rendimiento.
Aquí te damos una serie de pautas para prepararte mentalmente.
Elige bien el reto
Escoge un objetivo que puedas alcanzar basándote no sólo en tu estado de forma actual, sino también en las circunstancias que te rodean hasta el día de la carrera.
¿Podré entrenar más o estoy condicionado por otras obligaciones laborales o eventos familiares? Es probable que más de una vez tengas un entrenamiento un día que mentalmente te encuentres cansado.
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Asume el objetivo de forma positiva
Lo haces porque quieres, sólo tú te obligas. Dejarlo, si las circunstancias mandan, no es ningún fracaso. Asume también que el cansancio y el dolor son parte de tu deporte y que no es la primera vez que lo sientes.
Así pues, desprecia esos pensamientos y en su lugar recuerda que esto es lo que te esperabas, ya lo has pasado antes y lo más importante: te has preparado bien para afrontarlo.
Fragmenta el reto en partes más asumibles
El ritmo de una maratón debe ser diferente al de una carrera de 10 kilómetros si no quieres ahogarte en la primera fase de una prueba que te va a exigir más esfuerzo.
Ideas de este tipo las puedes aplicar a circunstancias de la carrera: si voy varios segundos por debajo de mi objetivo lo puedo recuperar poco a poco en varios kilómetros en lugar de intentarlo en uno o dos.
Todo puede cambiar en cualquier momento
Un error muy común del corredor es tirar la toalla al poco de comenzar el reto porque los primeros kilómetros no han ido bien.
Piensa que, en una carrera de larga distancia, las circunstancias pueden cambiar: una cuesta abajo, un corredor que te haga de liebre, una zona del recorrido con más animación, etc. pueden cambiar la situación.
Otra oportunidad
Si no lo consigues, piensa que siempre puedes darte otra oportunidad. Analizando tus aciertos y tus fallos, seguro que será más fácil lograrlo en el siguiente intento. Fíjate en los parciales que te llevaban a cumplir objetivos y busca acercarte a ellos en los que no lo lograste.
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Gran post! Creo muy cierto este punto de vista, pues debe haber una clara parte psicológica… O al menos a mí me suele pasar bastante. Cuando empiezas a pensar que no puedes estás perdido, pero cuando piensas que podrás, ídem 😉 Siempre que sea algo factible, claro.
Luego, creo que lo que podría pasar a su vez, es que cuando caen récords nos parece normal y como que incluso le restamos importancia; sin embargo, ¿Y cuándo nos ha ido mal o simplemente no hemos podido rendir lo esperado? Me da que nos desesperamos…
Yo con el tiempo aprendí a ser más paciente. Pienso que no todo es entrenar a lo loco, siempre al límite (mucha intensidad, volumen, carácter de esfuerzo máximo…) y buscando récords en cada entreno. Simplemente, creo que con el tiempo te especializas en conocerte a ti mismo y cada vez te va yendo mejor que la vez anterior. Progresas poco a poco. Es lo realmente importante.
No me enrollo, gran artículo como es habitual!
Saludos