No hay muchas zapatillas que me ponga en los pies y no pueda ponerlas en un compromiso, pero desde luego esta Salomon S-Lab Sense 8 me queda grande, y no hablo de talla sino de la capacidad o nivel que se necesita para llevarla al límite.
La Salomon S-Lab Sense 8 es una voladora del monte en todos los sentidos. Hay que ser un corredor experimentado y rápido para poder llevar esta zapatilla a los ritmos que exige y si bien durante unos kilómetros la he podido llevar muy rápido, uno no tiene la capacidad de hacer 30 kilómetros por montaña con ella. Me falta nivel para estar a su altura.
Desde luego es un ejemplo de ingeniería al máximo nivel y el exponente de lo que una casa como Salomon tiene la capacidad de hacer si se lo propone: esta Salomon S-Lab Sense 8 no solo cumple con creces con las expectativas que cualquiera puede esperar de una Salomon de 180€ para competición, sino que las excede lo mires por donde lo mires, Salomon ha metido toda su tecnología puntera en una zapatilla de apenas 195 gramos.
Algo muy importante para disfrutar de esta Salomon S-Lab Sense 8 es acertar con su usuario tipo. No todos van a poder usarla y quien sí lo haga debe tener consciencia de hasta qué distancia va a ser capaz: es un misil exigente pero puntero en tecnología y nivel.
Hay que decir que existe una versión SG (Soft Ground) que, particularmente, me gusta más porque puedo exprimirla más gracias a que está diseñada para terrenos más blandos y que me parece incluso más completa que esta versión normal o Hard Ground ya que cuenta con calcetín integrado de cierta altura y un taqueado más pronunciado, y sobre todo, porque es más llevable por los que no nos apellidamos Jornet.
Chasis y mediasuela
La Salomon S/Lab Sense 8 tiene unos perfiles propios de una zapatilla de competición: 20 mm en talón y 16 mm en antepié con el consiguiente drop de 4 mm.
El drop de 4 mm puede parecer exigente pero lo cierto es que es más responsable de ello el diseño de la zapatilla. Ya sabemos que un drop intermedio en trail es bastante llevadero y el «problema» con la Slab Sense 8 no es el drop sino la construcción agresiva general que tiene: está totalmente enfocada a gente con buena técnica y capacidad muscular.
Para empezar tenemos un chasis pegado al suelo y con bajo perfil que aporta muchísimas sensaciones de terreno. Además el talón es el más estrecho que hemos medido en Foroatletismo, 69 mm, lo que hace que sea una zapatilla para gente eficiente y que esta parte se utilice mínimamente o solo para dar contacto total tras haber aterrizado de mediopié.
En antepié tenemos 104 mm, que también representa bien lo que es la zapatilla: un modelo muy estilizado con horma ajustada.
Otro de los pequeños matices o cambios aplicados a esta octava versión respecto al modelo anterior es que el repunte delantero es ligeramente más marcado, la puntera se eleva un poquito más, lo que favorece la dinámica de pisada y la rapidez: el pie está menos tiempo en contacto con el suelo.
La mediasuela se compone de Energy Cell+, el compuesto más conocido de Salomon: una mezcla de EVA que en la mediasuela de la Salomon S-Lab Sense 8 aparece en la clásica doble densidad que suele utilizar Salomon y que claramente se diferencia por la suela bicolor que marca los compuestos y su distribución.
Lo cierto es que en esta Salomon S-Lab Sense 8 la diferencia de dureza entre la parte trasera y delantera es muy pequeña. Lo que sí se nota es que la parte delantera es más reactiva porque tiene otra mezcla de EVA diferente, posiblemente con más goma que la parte trasera, lo que tiene lógica no solo para dar más respuesta sino para mantener más kilómetros la integridad estructural de la amortiguación delantera, zona de principal uso de la zapatilla.
No es inestable por construcción pero, lógicamente, es una zapatilla muy estrecha y hay que tener tobillos y experiencia para llevarla sin inconveniente: es una zapatilla muy precisa, te da mucha sensación de terreno y recompensa enormemente al corredor que demanda estas características.
Suela
La suela me ha gustado mucho porque, para los terrenos que suelo pisar, principalmente compactos, de tierra, hierba, piedrecitas y en general pocas zonas demasiado técnicas y poco pedregal, y la Salomon S-Lab Sense 8 agarra como pocas: la adherencia del material es muy buena y da garantías siempre que no seamos demasiado osados en zonas embarradas o con grandes rocas, donde prefiero la versión SG.
El compuesto es un Contagrip MA, hecho para agarrar en terrenos compactos y para aportar durabilidad. No es que vaya a ser una zapatilla de 800 kilómetros pues es una voladora radical de 195 gramos. Es cierto que el precio es elevado pero pagas por la tecnología y la ingeniería, no por la durabilidad. La Salomon S-Lab Sense 8 es un Lamborghini Huracán, no un Lamborghini Spark (tractor). La dureza del material es de 77º en base y 85º en taco.
El taqueado es mayoritariamente romboidal en casi toda la zapatilla menos en la zona central que cuenta con tacos trapezoidales, todos ellos de 3 mm de perfil y con una disposición muy bien estudiada.
Por ejemplo, en la zona externa tenemos más espacio entre tacos por la poca exigencia que hacemos en esa zona, solo cuando el terreno se complica apoyamos de forma fuerte la zona externa y, generalmente, se agradece un taco más libre para morder el terreno en esa situación, algo que se refleja en la suela de la Sense 8.
Por otra parte tenemos más densidad de taco en la parte interna, precisamente por lo contrario: es la zona de máximo apoyo y más a ritmos altos por lo que necesitamos más protección al pie y más consistencia del taco para evitar desgastes prematuros o arrancar alguno de los tacos.
En la zona trasera tenemos un talón algo más repleto de tacos que en las primeras versiones de la zapatilla y con una forma concreta: el taqueado central desaparece según nos acercamos al mediopié, formando una especie de U que permite dar agarre en bajada principalmente. En esa zona, la tierra o piedras se acumulan frenándonos y ese es el razonamiento detrás de esta particular geometría.
En mediopié podemos apreciar una pieza de TPU con acabado simulado en carbono, es la pieza de rigidez torsional, clave para una zapatilla tan estrecha en la zona media (49 mm). Esta pieza de TPU denominada Pro Feel Film se extiende hasta el antepié pero de manera diferente, en el antepié es una especie de película de hilo plástico (como la de una radiografía) cuya intención es la de hacer las veces de placa antirrocas.
Lógicamente va a reducir un poco el efecto del impacto de ciertas rocas en la planta del pie, pero es una pieza poco contundente y, dado el tipo de zapatilla, tiene toda la lógica que ayude un poco pero que no estorbe o añada peso.
La flexibilidad es algo que pasa a un segundo plano en una zapatilla así porque, en primer lugar, es una zapatilla de bajo perfil y, en segundo, tiene un mayor repunte y una «placa» antirrocas, por lo que no esperamos que sea una flexibilidad progresiva, que no lo es. Tiene cierta rigidez, pero para quien va a poder usar esta zapatilla está en el punto óptimo que debería: rígida pero no demasiado.
Upper
El upper es, simplemente, una obra de arte: todo lo que sabe hacer bien Salomon metido en un upper ultraligero, repelente al agua y con todos los detalles que puedes pedirle a una zapatilla de este precio.
La malla es muy fina y de una sola capa, pero interiormente lleva una especie de película que al tacto parece un termosellado extremadamente fino que creo que es lo que impide que entre agua al interior.
En cuanto a la ventilación, es una zapatilla muy bien ventilada como no podía ser de otra manera en una zapatilla de alta competición. Además, tiene detalles como tres bocanas integradas en el refuerzo de la puntera para que entre aire al correr.
Internamente tenemos en sistema Sensofit, una serie de termosellados internos que dan estructura al upper en la zona media. Estos tirantes termosellados se pueden apreciar incluso a través de la malla.
Uno de los principales cambios respecto a la versión anterior es que el sistema Endofit desaparece ya que no contamos con una lengüeta clásica sino que todo el upper es una pieza en botín, siendo la zona que envuelve el collar y la zona que sería de la lengüeta de malla elástica tipo knit.
En la zona que envuelve el empeine (lo que sería la lengüeta) tenemos una zona central que lo recorre verticalmente justo por donde se cruzan los cables de kevlar del sistema de lazado Quicklace. Esta zona central es acolchada para evitar que los cables finos opriman a los tendones del empeine (y eso evita que se produzcan molestias o adormecimientos en carrera cuando el pie se hincha).
Más detalles de calidad sin dejar el sistema Quicklace de lazado rápido: podemos meter el sobrante del mismo tras ajustarnos las zapatillas en un bolsillo superior de knit, detalle muy agradecido en una zapatilla que busca, como sea, bajar de 200 gramos de peso.
Como he dicho antes, la zapatilla está repleta de detalles que justifican su precio claramente, algunos como los que os he contado: la espina dorsal de la lengüeta acolchada, las bocanas de entrada de aire, la capa interna de la malla o el bolsillo del Quicklace. Pero el que me ha dejado más impresionado es la reflectividad: se le ha dado reflectividad a los termosellados internos y, al estar cubiertos con la malla, cuando corremos y nos alumbran parece que la zapatilla brille con purpurina, es un efecto que me ha encantado.
Para no terminar con los detalles, debajo de los maléolos y en la parte externa del upper hay unas almohadillas acolchadas que llegan hasta el interior para dar confort y para evitar rozaduras o golpes en los huesos del tobillo, ya sea pie contra pie o contra elementos exteriores como rocas o ramas.
Otro de los cambios que forma parte del nuevo enfoque del upper es el de realizar un collar elástico que se pegue al pie para evitar que entre porquería en el interior. Diseñar la zapatilla en botín va con la misma intención: Salomon no quiere que entre tierra o piedrecitas entre la lengüeta y el Endofit o en el tobillo y por eso ha cambiado ambas zonas.
Ahora ya no hay lengüeta ni Endofit, y tampoco es fácil que las piedras entren en el tobillo pues se ajusta el upper elásticamente al mismo, más aún en la versión SG con calcetín incorporado.
Ahora bien, el único problema que puede surgir de usar esta Salomon S-Lab Sense 8, aparte de no tener los pies en la tierra y creer que podemos llevar unas voladoras radicales cuando no es así, se da en el talón.
Con este nuevo collar tenemos un talón sin acolchados traseros y podría ser que el contrafuerte y el elástico del collar pudieran rozar el Aquiles o tener rozaduras en el calcáneo. Personalmente no me ha pasado (también utilizo calcetines de buena calidad), pero sin duda es algo posible.
Horma
La Salomon S-Lab Sense 8 tiene una horma propia de una voladora tirando a estrecha. No es que sea una zapatilla exageradamente angosta, permite que el pie, sin que sobre, tenga espacio.
Lógicamente el upper y la estructura general de la zapatilla hacen que tanto talón como mediopié vayan totalmente fijos y seguros, no hay espacio para nada y, si de entrada te molesta, no es algo que vaya a mejorar.
En cuanto a talla, usaría la habitual en CM o USA que suelas utilizar. Tiene un ajuste de voladora pero no talla demasiado corta o más de lo esperado en una zapatilla así.
Sí es una zapatilla poco o nada apta para plantilleros porque no tiene plantilla, va integrada y cosida por lo que es esto o nada (una plantilla personalizada, dado el nivel de ajuste de la Salomon S-Lab Sense 8, es prácticamente imposible de combinar).
Un detalle interno que me ha gustado es que tiene un panel termosellado en la zona del arco para reducir rozaduras y dar un ligero apoyo al arco. Teniendo en cuenta la estrechez de esa zona, esta pieza da más soporte del que podríamos esperar.
Amortiguación
Uno de los principales cambios, por no decir el único, que se ha hecho en mediasuela es que el compuesto delantero es algo más blando que la versión anterior, lo que hace que la zapatilla tenga un abanico de público ligeramente mayor ya que no castiga tanto el pie como la Salomon S-Lab Sense 7. Pero es algo, que aunque se nota, no va a cambiar mucho la radicalidad innata de la zapatilla: si el año pasado había que valer para llevarlas, este año también a pesar de la menor densidad del compuesto delantero.
Es una zapatilla de amortiguación bastante escasa y tacto firme, 65º de dureza hemos medido aunque podría ser algo más blandita ya que no es fácil medir una zapatilla con perfiles tan bajos.
En cualquier caso es una zapatilla agresiva, voladora, rápida, con mucha sensación de terreno, muy precisa en los apoyos y con buena adherencia, pero no es para correr ultra distancia precisamente.
En mi caso, con mi nivel, competiría con una Salomon Sense Pro 4 ya que es la zapatilla que se amolda a mis ritmos. Con esta Salomon S-Lab Sense 8 podría hacer, como mucho, media maratón y llegaría castigado.
La mayoría de usuarios tipo de esta Sense 8 son corredores de nivel que está en el 10% de la cabeza del pelotón y no creo que disfrutasen llevándolas más de media maratón o, como mucho, 30 kilómetros. Y solo los elegidos que van a competir la carrera podrán usarla en maratón.
Lo bueno que de un Energy Cell+ firme y de bajo recorrido es que es bastante homogéneo. Hemos medido 65º en talón y antepié (con un error de +-4º) y no se perciben muchos altibajos en la transición, quizá un poco más de respuesta y elasticidad en antepié, pero desde luego hay que fijarse mucho en este aspecto para notarlo.
Conclusión
De todo lo que he probado para trail en competición, la Salomon S-Lab Sense 8 es, con mucha diferencia, el mejor producto en global: tiene materiales de calidad, muchos detalles importantes, es extremadamente ligera, posee buen agarre y sin duda es un elemento que te ayuda a ser mejor tanto en ritmos como técnicamente.
Desde luego no es una zapatilla para todos, ni siquiera para la mayoría. Solo los corredores de buen nivel serán capaces de sacarle el jugo a un producto que, desde luego, es élite a todos los niveles y no se conforma con corredores de bajo nivel (incluido un servidor).
Es una zapatilla sin defectos. Le podríamos pedir mil cosas para que se adaptase a nosotros (más amortiguación, más anchura… Lo que sea) pero no trata de ser el Volkswagen Beetle (la zapatilla del pueblo) sino el arma definitiva de los elegidos.
A tener en cuenta solamente el tema del Aquiles y ajuste de talón, ser conscientes de qué tipo de terrenos (no muy técnicos) y distancias vamos a manejar y si podemos usarla realmente.
Usuario tipo de la Salomon S-Lab Sense 8
- Corredores neutros de hasta 80 kg que busquen una zapatilla voladora radical para correr por montaña a ritmos altos por terrenos de dificultad fácil o media y en distancias cortas o medias.
Hace siglos que no machaco una S-Lab Sense, desde la cuarta versión pero siempre me llamó la atención no tanto la brutalidad de su respuesta, agilidad y demás que es algo que se le presuponía sino su protección, tanto en la planta del pie (más por la firmeza de suela y mediasuela que por la placa, me temo) como en el upper lo que, en este caso, jugaba en su contra porque la hacía tosca, de difícil acople al pie, etc.
Ahora, con este upper, uffff, difícil no ponerse a babear.
Por cierto, ahora ya tienen voladoras cañeras en asfalto pero, hasta que no pruebe las Phantasm, para mí, las voladoras de asfalto más cañeras de Salomon siguen siendo las S-Lab Sense 3 Ultra… no sé si estas últimas versiones las habrá pasado ya aunque me temo que sí, jejejej