Una vez que comienzas a entrenar en la sala de musculación y decides progresar un poco más, te encuentras con conceptos de entrenamiento cada vez más complejos y difíciles de entender donde unos se relacionan con otros, así que, aunque sepas qué hacer y cómo hacer los ejercicios, y para que tu proceso de aprendizaje siga creciendo, vamos a explicarte qué es lo que ocurre cuando entrenas fuerza.
Hipertrofia muscular
Se denomina hipertrofía muscular al aumento del tamaño (no del número) de las fibras musculares, generando un aumento final del tamaño del músculo. El estímulo para producir esta modificación en la estructura muscular viene provocado por la aplicación de cargas de entrenamiento de fuerza a intensidades submáximas, sobre todo con ejercicios analíticos, estimulando a gran cantidad de fibras musculares.
Es un proceso difícil de conseguir, tiene un alto componente genético y necesita la presencia de la hormona típicamente masculina (testosterona), por eso la hipertrofia muscular es más evidente en hombres que en mujeres. Por otro lado, esta adaptación es reversible, es decir, al abandonar la aplicación del estímulo, la fibra muscular vuelve a su estado inicial a medio y largo plazo, llegando a la atrofia muscular con el paso de los años si no se inicia de nuevo la aplicación de cargas de entrenamiento.
Congestión muscular
Con las repetidas contracciones musculares, la demanda metabólica del músculo aumenta, es decir, necesita nutrientes y moléculas para procesar la actividad metabólica y para expulsar productos de desecho.
La sangre es la encargada de favorecer estos procesos, en ella se transportan todas las sustancias que tus músculos necesitan. Cuando activas un músculo, la sangre «acude» allí, es lo que se denomina redistribución del flujo sanguíneo.
En parte, acude mayor cantidad de sangre, pero además, debido a la intensidad de las contracciones, se produce una oclusión del flujo sanguíneo. El resultado, después de varias contracciones, es que el músculo se llena de sangre y se produce una congestión muscular de forma local y momentánea.
Toda esa sangre acumulada en un determinado grupo muscular hace que éste aumente de tamaño (por ese aporte extra de sangre que ha quedado retenido por unos momentos). Mucha gente piensa que esto es hipertrofia muscular, pero es tan solo un efecto momentáneo que desaparece al poco tiempo de dejar de aplicar la carga de entrenamiento.
Activación neuromuscular
Tus músculos y tu sistema nervioso se encuentran conectados por diferentes vías neuronales. El impulso eléctrico llega al músculo y contrae a determinadas fibras musculares, y con entrenamiento y constancia aumenta esta fluidez eléctrica.
Los impulsos son capaces de reclutar a una mayor cantidad de fibras musculares, por tanto, la fuerza motriz que desarrolla el músculo aumentará de forma rápida, sobre todo en las primeras sesiones de entrenamiento.
A medio y largo plazo mejora la coordinación intermuscular, es decir, cuando pones en acción diferentes grupos musculares de forma coordinada (en una sentadilla, en un lanzamiento, etc.), la sucesión en los procesos de contracción y relajación se hace mucho más eficiente y las conexiones neuronales no solo se realizan en el músculo, sino que pasan por toda la cadena muscular, mejorando la capacidad motriz. Por esta razón, un entrenamiento funcional (máquinas isocinéticas, de palanca, multipower, poleas) dónde entrarán en acción grandes cadenas musculares, mejorará la fuerza a nivel neuronal y mejorará la eficiencia mecánica.
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