Las On Cloudflash llegaron con un pan bajo el brazo porque antes de su lanzamiento comercial ya habían sido premiadas en la edición 2017 de la ISPO Munich como Producto del Año en la categoría Performance.

Lo de ganar premios en esta feria alemana es algo a lo que nos tienen acostumbrados estos suizos de On (anteriormente On Running) porque allá por 2010, ganaron uno apenas un mes después de haber fundado la empresa.

Seguramente habréis oído hablar de ellas en algún momento, sobre todo desde hace unos cinco años, porque su crecimiento ha sido muy grande (sus nubes que forman parte de la tecnología Cloudtec no dejan indiferente a nadie).

Tras unos inicios un tanto dubitativos y poca evolución (al menos, evolución visible en los productos comerciales), decidieron jugársela con el mundillo triatlético, más propenso a las innovaciones y experimentos y eso les ayudó a empezar a ganar sonoridad y a dejarse ver cada vez más.

De hecho, diría que el punto de inflexión tuvo lugar en 2012 ya que en ese año se empezaron a ver de manera habitual en los pies de algunos de los mejores corredores en las pruebas del Campeonato del Mundo y en los propios JJOO de Londres 2012.

En 2017 están en boca de muchos, no sólo por su premio sino por el bombo con el que han promocionado a las On Cloudflash y porque se están viendo en los pies de Javier Gómez Noya, ahí es .

Mucho ha pasado desde la última vez que probamos en ForoAtletismo unas zapatillas de esta marca (fuimos de los primeros medios en habla hispana de tener reviews de los modelos que tenían en aquél entonces), pero esto no quiere decir que nos hayamos mantenido totalmente al margen de ellas porque un servidor estuvo machacando unas On Cloudracer allá por 2014 y fueron unas de las zapatillas con las que más kilómetros acumulé en ese verano.

Ahora hemos tenido la suerte de que quieran volver a dejarse ver por estos lares y de que hayan decidido hacerlo con la joya de la corona, las On Cloudflash así que, sin más dilación, pasamos a describíroslas con todo lujo de detalles.

Mediasuela

Podríamos haber tratado de manera conjunta los apartados de mediasuela y suela de las On Cloudflash porque cuesta delimitar claramente qué pertenece a cada una de las partes como vamos a ver a continuación pero, al final, por coherencia con el resto de análisis de zapatillas, hemos preferido mantener el esquema clásico y tratarlos en dos apartados diferentes.

En algún momento se ha llegado a decir que es primer modelo que desarrollan sin mediasuela, sólo con las nubes pero, siendo puristas, no es correcto porque la mediasuela la componen tres elementos: las nubes características de la tecnología Cloudtec propietaria de esta marca suiza, la capa de EVA que vemos en blanco y la placa de Pebax (derivado del TPU) que denominan Speedboard y que queda entre ellas.

Las nubes (clouds en el lenguaje de Shakespeare) son cada una de las catorce piececillas que vemos en la mediasuela y que supusieron en gran medida el primero de los premios ISPO que recibieron en On allá por 2010.

Es una tecnología patentada y, aunque inicialmente la promocionaban con el eslogan correr sobre nubes, ahora ha evolucionado mucho y la han perfeccionado de manera que ya son capaces de controlar muy bien su comportamiento, consiguiendo mejor amortiguación, estabilidad, respuesta, etc.

Parece mentira hasta qué punto han conseguido evolucionarlo desde los primeros modelos de On Coudsurfer y On Cloudrunner que pudimos probar aquí allá por 2011. Ahora utilizan diferentes tamaños, alturas, formas, curvaturas, diferentes materiales, apoyan sobre una placa rígida y, sinceramente, poco o nada tienen que envidiar a una mediasuela de diseño más clásico porque, aunque a la vista la veamos tan raruna y estrambótica, si no la vemos antes de calzarla, sería prácticamente imposible intuir siquiera que tiene esas formas tan peculiares.

Las nubes están en dos grupos, cuatro más bien cuadradas en el talón y ocho en antepié más bien rectangulares y más finitas o, al menos, van reduciendo su altura desde los diez milímetros que tienen las traseras hasta los tres milímetros aproximados que tienen los dos últimos.

Están unidas a una placa de pebax que vemos en gris y no es un simple pegado sino que, si la miramos desde el lado, vemos que hay una especie de muescas que sirven de punto de anclaje, para que se sujeten mejor y que resistan las fuerzas de tracción. Les he hecho muchos kilómetros y no les noto el más mínimo indicio de que pueda tender a despegarse, ¡chapeau!

Es complicado hablar de durezas o densidades como en una mediasuela tradicional pero, para que os hagáis una idea, sería una dureza media, sin mucho recorrido, pero no firme y, de hecho, para unas voladoras, sería un tacto más bien agradable.

De cara a la respuesta, no es una de esas que te hace despegar el pie como si hubieras pisado un muelle pero se desperdicia poco, precisamente por ese poco recorrido.

Hablando de la respuesta, entra en juego la placa del Speedboard, que es lo que le da consistencia a la mediasuela y una de las mejores cosas que le han podido hacer a las On Coudflash porque soluciona uno de los poquitos problemas que se le podían achacar a las Cloudracer: flexaban demasiado y de manera muy brusca.

Las Cloudflash mantienen una gran flexibilidad, pero es muy progresiva, de esas que hacen que se arquee la zapatilla pero sin cortes bruscos y lo mejor de todo es que, una vez doblada, recupera su forma ejerciendo bastante efecto catapulta.

Digamos que combina lo mejor de los dos mundos porque, por un lado es bastante flexible pero, por otro, mantiene un toque de rigidez que ayuda a mejorar mucho la dinámica y que, además, controla bastante bien la torsión.

No obstante, aunque le veáis esa placa, en la mano sintáis que empuja mucho y le veáis esa curvatura en la puntera, no son excesivamente agresivas sino que son más bien de las que hay que mover y hacer girar, de las que casi se aprovechan más a ritmos medios – altos corriendo de mediopié que volando bajo picando de puntera.

De hecho, no la consideré como miembro de la lista de mejores zapatillas radicales de 2017, sino que está en la lista de voladoras «normales».

Hablando del mediopié, la curvatura del talón ayuda bastante a evitar el taloneo o, al menos, a que no impacte fácilmente aunque, en el caso de que piquemos de espuela, no os preocupéis porque aguantan perfectamente y, de hecho, la entrada de la pisada es bastante limpia y progresiva a pesar de que no se le nota apenas flexión a lo largo del eje longitudinal por la rigidez del Speedboard.

Ese apoyo tan progresivo se consigue gracias a las nubes, que se van deformando de manera individual según sea necesario. Para esos apoyos con la parte exterior del talón, le han hecho una hendidura longitudinal en los tacos externos, otra de las muestras de la evolución de la tecnología Cloudtec.

On Cloudflash

Nos queda hablar de la capa de EVA que vemos en blanco y que se ha puesto por encima del Speedboard porque, si no, sería como ir sobre una placa rígida, literalmente. Es finita, de medio milímetro más o menos aunque en la zona del talón es algo más gruesa para dar un poco más de apoyo. Es también de un tacto intermedio aunque, si lo medimos desde dentro, quitando la plantilla, la notamos muy firme por el efecto del Speedboard así que no os esperéis ir pisando nubes aunque sí que vayáis sobre catorce denominadas como tales.

El talón queda a unos 19 milímetros de altura y, con los cinco milímetros de drop que tienen, el antepié baja hasta los 14 milímetros, teniendo que añadir unos 4 milímetros de una plantilla sin nada de estructura, mullidita y que en la parte trasera tiene un añadido, teóricamente para fijarla y envolver al pie. No me ha convencido la plantilla y, de hecho, si las fuera a usar para triatlón o duatlón, trataría de ponerle un adhesivo doble para fijarlas un poquito.

Con ese grosor y ese diseño de mediasuela, la sensación que tenemos del terreno es muy grande, sobre todo en antepié, incluso contando con que bajo el pie llevamos una placa rígida. De hecho, si os toca correr en zona de piedras, aunque se comportan bien las zapatillas, cuidado porque vais a notarlas bien notadas en la zona de los metas.

Cuidado con pensar que no son estables porque, sin ser unas zapatillas con soporte, no se les puede echar en cara la falta de estabilidad, ni por el diseño, ni por su base, que es más bien estrecha, con menos de 80 milímetros en el talón (unos 78 milímetros en el 8.5 USA) y menos de 105 milímetros en antepié (103 milímetros en el 8.5 USA) pero que, en marcha, transmiten bastante seguridad y dan sensación de ser mucho más estables de lo que uno se podría pensar.

Esto lo consiguen por la forma no muy alta y alargada de las nubes y porque están unidas al SpeedBoard y, sinceramente, son una delicia para hacer virguerías con ellas.

Vale que sería mejor una mediasuela aún más fina y un diseño con unos de esos multitaqueados chiquinines pero no olvidemos que estamos ante unas zapatillas voladoras no radicales y, dentro de ese segmento, no desmerecen en nada, se pueden hacer giros cañeros y clavar muy bien la puntera para retorcer el pie en curvas imposibles (si tenemos tobillos, rodillas y musculatura para ello, por supuesto).

Suela

Sin solución de continuidad (sin interrupciones), podemos pasar a hablar de las suela de las On Cloudflash porque, si las miráis por abajo, veis los tres mismos elementos, más un poco de cobertura con caucho en algunas de las nubes.

La capa de caucho es fina y no está adherida así sin más sino que está ligeramente «incrustada» en las nubes para intentar que no se arranque. Nuevamente, sorprendido por su resistencia ante las fuerzas de tracción, que pensaba que los iba a arrancar.

También muy gratamente sorprendido con la durabilidad, tanto de los recubiertos con caucho como de los demás. Es cierto que los que están en verde no están en zonas de mucho desgaste pero es que no habría dado ni un duro por los 6+1 de delante y, sin embargo, diría que tienen una durabilidad más que respetable para el tipo de zapatilla que es la On Cloudflash.

Como anécdota, de las Cloudrunner decían que se autodestruían tras 222 kilómetros y no recuerdo cuántos kilómetros le llegue a hacer pero seguro que se acercaron a los 400 kilómetros y todavía le quedaba mucha vida útil. En este caso, no sé cuántos podría llegar a hacerle pero no creo que baje de los 500 kilómetros, cifra más que buena para unas voladoras. De hecho, alguien con una buena técnica y que no rasque mucho, no debería tener problemas en llegar a esos números.

En terreno seco funcionan de maravilla, en asfalto, por supuesto, y sorprenden en tierra compacta y césped donde clavan muy bien. De hecho, me encantan para tierra compacta.

Sin embargo, si aparece el agua, sí que se nota algo de deslizamiento, al menos en suelo lisito ya que en asfalto se defienden bien. Es complicado sugerir la opción de reducir un poco la dureza del caucho para ganar agarre porque entonces se vería penalizada la durabilidad seguramente así que no me atrevo a sugerir cómo cambiarlas aunque, pensando en que son unas zapatillas con mucho triatleta en su objetivo, intentaría ver cómo solucionar el tema (a lo mejor es simplemente por el diseño de las nubes y es inherente a ese tipo de suela). Ojo, no estoy diciendo que vayan mal en mojado pero sí es cierto que es un punto mejorable.

No me convence el gran espacio que hay entre los dos bloques de tacos (retropié y antepié) porque deja al descubierto una gran parte del Speedboard y, si por mí fuera, pondría ahí una finita capa del mismo material de las nubes, simplemente para que no apoye directamente la placa en el caso de que pisemos piedras o cosas así.

A modo un tanto de curiosidad, fijaos en la línea longitudinal que recorre toda la suela y en cómo varía el ancho que tiene entre los tacos del talón y los del antepié (menor separación). Esa línea podría ser algo así como una ranura de flexión longitudinal aunque, por cómo se comporta el Speedboard, no permite ningún tipo de flexión a lo largo de ese eje. En transversal sí que flexan con bastante facilidad pero era de esperar con el diseño de las nubes, que dejan mucho espacio entre ellas.

Upper

El upper de las On Cloudflash es alucinante y tan estrambótico o más que las propias nubes. ¿No me creéis? Tocadlas y calzarlas y me decís si tengo razón o no.

Es un upper minimalista, sin acolchados, dobles o triples capas… Es finito como él solo o, como la propia marca describe: darlo todo con nada, imposiblemente ligero. Es una única capa que parece tupida pero que, si te fijas en ella, deja transparentar lo que hay debajo de ella.

A este tipo de rejilla la denominan nano-mesh y, aunque al tacto puede parece un tanto plasticosa (quizá es algún derivado del nylon), no hace ninguna rozadura y se puede llevar perfectamente sin calcetines. Es extremadamente transpirable, en principio, manteniendo una mínima limpieza en caso de que se manchen con salitre, sudor o barro, no se cuartea ni rompe fácilmente.

No tiene apenas estructuras rígidas, al menos, no más allá que el refuerzo plástico de la puntera y las tiras termopegadas que, a modo de tirantes, se encargan de darle estructura al upper. No estructura en plan rígida sino a controlar el ajuste que es algo peculiar porque en algunas zonas son muy amplias y en otras, ajustan y se ciñen mucho.

El antepié es más bien amplio y deja mucho espacio en anchura y en altura; la zona media es más bien ancha pero con la lengüeta tipo botín es capaz de ajustarse a cualquier pie y en el talón, para mi gusto, pecan de amplitud (esto lo hablamos más adelante, en el apartado de la horma).

Son unos tirantes muy finitos y maleables, que permiten que el upper se adapte y deforme a lo que pida el pie y el movimiento de este. En las zonas donde hace falta algo más de refuerzo como, por ejemplo, en los ojales, que se produce algún cruce extra y también se utilizan en la zona donde han necesitado poner unas pequeñas y finas costuras: el inicio de la lengüeta. Son las dos únicas costurillas porque todo lo demás es seamless.

La lengüeta es fina, la mínima expresión, simplemente un trozo de piel sintética hiper agujereada que está unida por los laterales por dos bandas elásticas que la sujetan en su sitio. Es muy transpirable, no empapa nada de agua (un punto donde muchas zapatillas fallan) y protege de sobra de los cordones.

Los cordones son muy finitos, no elásticos y deslizan casi demasiado, tanto en los ojales como entre sí con lo que hay que hacerle doble nudo sí o sí. Son bastante larguitos y, menos mal porque es posible que muchos tengan que utilizar el ojal adicional para atarlas a su gusto. Yo he tenido mis más y mis menos y no he conseguido ir totalmente a gusto porque, dejando libre el ojal adicional, siento demasiado abierto el collar mientras que, si lo uso (con atado normal o con «orejillas» como explicamos en el artículo en el que explicamos cómo utilizar el ojal adicional), me presiona en exceso en al final del empeine.

Aquí tiene algo de responsabilidad el contrafuerte, que es muy abierto a lo ancho y el diseño del collar, demasiado bajo en los maléolos y ancho para mi gusto. No obstante, posiblemente sea un tema derivado del intento de hacer unas zapatillas muy triatléticas, que faciliten la introducción del pie en la segunda transición y, seguramente, subiendo un poco el último ojal (el que tiene la «O»), se solucionaría. Me ha llamado la atención este tema del collar porque la marca presume mucho de su diseño y le da mucho bombo pero me parece que puede ser el punto más conflictivo o que más quebraderos de cabeza puede causar.

Como curiosidades, en la plantilla podéis leer la leyenda «I streak like lightning” que podríamos traducir como corro como una bala y, en los aglets, pone “put me on, con el on de On.

Por cierto, otro punto donde podéis comprobar el tema de la transpirabilidad y frescura y el cuidado que han puesto en el diseño así como la calidad de los acabados es en el elástico lateral que sujeta la lengüeta donde podéis ver una tirilla plástica que evita que se pueda romper con facilidad y que, amén de ser muy blandita y fina, está agujereada para permitir una mejor transpiración.

De hecho, se ve desde fuera, casi transparentándose el upper. Curiosamente, sólo hay cinta en la parte exterior así que posiblemente esté pensada también como protección ante roces y roturas.

Horma

Las horma de las On Cloudflash es muy amplia y hasta pueden parecer largas. De hecho, quien las vaya a usar siempre sin calcetines, que las pruebe bien por si acaso tiene que elegir medio número más.

Como hemos adelantado en el apartado del upper, son muy amplias de antepié, a lo ancho con mucha base y a lo alto por lo bien que se adapta el upper, que es bastante generoso en espacio.

En la zona media, se mantiene amplitud pero con la lengüeta tipo botín y el atado podemos estrecharlo casi para cualquier pie. No marcan apenas el arco así que se podrían alojar perfectamente unas plantillas si hiciera falta.

No obstante, con plantillas personalizadas o no, ojo a la altura del talón porque es bajito además de muy abierto con lo que la sensación puede ser muy rara y quien tenga tobillos finitos o guste de atarlas muy cerradas, a lo mejor no termina de pillarles el tranquillo.

Dinámica de las On Running Cloudflash

Las On Cloudflash son unas zapatillas muy versátiles porque pueden moverse muy rápido y, también, rodar durante muchos kilómetros porque no son excesivamente radicales. Sí, sé que se promocionan como unas zapatillas que son la caña, que las utilizan algunos de los triatletas más rápidos… Pero, lo siento, no me parecen nada radicales y creo que, en ese aspecto, le dan sopa con ondas por todos lados. Esto no es malo porque, puestos a alargarlas en el uso o de cara a exigir requisitos al usuario, las On Cloudflash son mucho más permisivas que otras.

Por supuesto, podríamos debatir largo y tendido pero con cosas como, por ejemplo, el peso, unos 220 gramos (210 gramos en el 8.5 USA), las alturas que comentaba antes y el comportamiento de la mediasuela, difícilmente pueden ponerse a la altura de algunos de los caballos salvajes del mundillo zapateril.

Insisto, esto no es un punto negativo y, de hecho, creo que juega a favor de las Cloudflash porque permite que se puedan utilizar durante muchos kilómetros y, de hecho, con una buena técnica, podrían casi hasta utilizarse como zapatillas mixtas cañeras (definitivamente, alguien me echará en algún momento una buena bronca por escribir estas cosas).

Vamos, que se puede ir a ritmos ligeramente por debajo de los 4’/km sin ir sufriendo las exigencias de una voladora radical.

Creo que se aprovechan mucho mejor con una técnica decentilla y pisando más bien de mediopié o antepié y para ir a ritmos rápidos pero no de volar bajo. El apoyo es muy bueno, con una estabilidad más que decente y el nervio justo para que no te duermas en los laureles sino que rápidamente hagas la transición de la pisada e impulses fuerte con la puntera.

No se le puede reprochar nada a la suela mientras no aparezca el agua o las piedras y, para quien guste de hacer series o rodajes controlados en tierra compacta, van genial, tan bien como en el asfalto.

Tienen una amortiguación bastante equilibrada, que no notas firme pero que tampoco es blanduja ni con mucho recorrido. Tampoco se le nota exceso de flaneo en desplazamientos laterales así que se les puede pisar el acelerador sin miedo.

En verano puedes estar tranquilo porque no vas a pasar calor por culpa de ellas y, si llueve o te echas agua por encima, tampoco te preocupes porque apenas empapan.

La verdad es que son unas zapatillas que valen prácticamente para casi todo y que dan para rodar a ritmos alegres sin machacarnos en exceso.

Usuario Tipo de las On Cloudflash:

  • Son unas zapatillas ideales para corredores neutros que quieran unas zapatillas voladoras no radicales, con un upper muy transpirable, para asfalto o tierra compacta para ir a ritmos medios o altos.
  • A tener en cuenta por triatletas de media o larga distancia por su upper, lo bajitas que son y su equilibrio entre agilidad y estabilidad.

On Cloudflash

On Cloudflash
8.6

Chasis y estabilidad

9/10

    Amortiguación

    9/10

      Durabilidad

      9/10

        Upper

        9/10

          Suela

          9/10

            Lo mejor

            • Extremadamente transpirables.
            • Versatilidad de ritmos (rápidas pero no exigentes).
            • Dinámica de la pisada muy homogénea.
            • No empapan apenas si se mojan.
            • Equilibrio entre estabilidad y agilidad.

            A mejorar

            • Precio altísimo.
            • Fijación de la plantilla.
            • Collar demasiado amplio.
            • Ningún reflectante.

            6 Comentarios

              • Juan, cualquiera de las dos va bien a esos ritmos, cuestión de preferencia personal.
                En igualdad de condiciones (que las dos te hagan sentir igual de bien), elegiría las Adidas.

            1. Buenas tardes,
              me gustaría probar unas on para entrenar, pero corro habitualmente con drop 4mm y desconozco si la marca tiene alguna zapatilla de drop bajo.
              Mi tiempo en 10 km, 36’30», mi peso 78 kg. y hago triatlón, larga distancia.
              Muchas gracias, Carlos.

            2. Yo me compré las cloud y me duraron 7 meses,apartir de aquí empezaron a romper por la parte delantera exterior.Solia usarlas 2_3 veces a la semana como mucho.
              Me parecen que son demasiado delicadas para su precio,tengo unas Asics y no hay color en durabilidad.
              Un saludo

              • Jesús, no pongo en duda lo que dices pero antes de “culpar” a las Cloud, quizá deberías analizar cómo has usado cada una de ellas, cuáles son las Asics con las que las comparas, qué te ofrece cada una de ellas, etc.
                Lo digo porque no todas las zapatillas son iguales, ni tampoco todos los uppers y hay algunos que requieren un poco más de cuidado o son más agradables al tacto a costa de sacrificar un poco la durabilidad… Amén, por supuesto, del tema fortuito porque a veces se rompen simplemente porque ha habido un poco de mala pata.
                P. ej. las Cloudflash, si no llevas un poco de cuidado si se embarran o pillan salitre, se acartonan y rompen pero, si no, aguantan muchísimo más de lo que podría parecer con ese upper.
                No he tenido ninguna Cloud pero todas las On que he utilizado me han durado mucho más de lo que me habría pensado antes de estrenarlas.
                Y, aparte de eso, 2-3 veces por semana, durante siete meses, son 70 usos que a 10K son 700 kilómetros que, si bien no son mucho, son una distancia en la que muchas zapas ya empiezan a tener achaques, sobre todo unas zapas del estilo de las Cloud que son unas zapatillas de entrenamiento ligero.

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